jueves, 6 de octubre de 2011

Una defensa acérrima de la representación política

Escribo estos apuntes desde mi escaño en la Asamblea de Madrid, mientras asisto, escucho y atiendo a un interesante debate sobre Telemadrid, tras el informe del Defensor del Menor y haber tratado, una vez más la polémica educativa. No sé si escribir mientras asistimos a este debate es parte de mi trabajo pero me siento en la necesidad de compartirlo con quien tiene la mala costumbre de leer mis periódicos post.

La educación por ejemplo es un tema que siempre suele estar excesivamente politizado siendo a veces, muy difícil dejar al margen ideología para pensar en lo mejor para los jóvenes, pero es obvio que es un tema de sumo interés en nuestra Comunidad, gracias al desinteresado apoyo de la izquierda a una falacia como son los supuestos recortes en la educación en Madrid. Pero el motivo del post no es la educación, sino el trabajo que aquí se realiza.

Hoy nos van a dar las 00:30/01:00 y aquí estamos prácticamente todos debatiendo sobre cómo mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Cada grupo desde su punto de vista. Cada punto de vista sostenido por unas ideas. Y cada una de esas ideas absolutamente respetable. Hay pasión, hay rigor y hay compromiso, como a veces hay excesos, exageraciones, y alguna que otra falacia.

Estos debates tienen lugar mientras, diputad@s debaten entre sí vía twitter (como también yo he hecho con @ccifuentes, @IdiazAyuso del PP y @eusebioglez del PSOE), o divulgan las posturas de cada grupo en otras redes sociales. ¿Y por qué hablo de estoy hoy y ahora? Porque lo que hacemos aquí da valor al parlamentarismo y, lo que es más importante, refuerza la importancia de la representación política. Con responsabilidad y orgullo somos los legítimos representantes de TODOS los madrileños. Una gran responsabilidad.

Y a estas horas estamos trabajando al servicio de los madrileños. Por eso no entiendo como en estos momentos en los que existe (con el grado de legitimidad que cada uno quiera darle) cierta desafección política, una parte de la izquierda alimente esa desafección para tratar de arañar votos en sectores descontentos con su proyecto político. Pongamos en valor lo que aquí hacemos, démosle publicidad y asumamos nuestra parte de responsabilidad en acercar la política a la gente. El ser diputado lo merece y lo exige.

¿Cómo pretender ganar legitimidad si, por unos votos, desprestigias tu propia representatividad? Curiosa manera de entender la representación política.