miércoles, 13 de noviembre de 2013

¿Hacia una Dictadura?

¿Se imaginan que aquí en España, un Alcalde, Presidente Autonómico o el Presidente del Gobierno hiciera aprobar con su mayoría una Ley que le diera poderes para pasarse el Parlamento por el arco del triunfo en cualquier tema?
Por respeto a los procesos electorales aunque algunos tengan dudosas garantías, el título de este post es una pregunta en vez de una afirmación. Las connotaciones de una dictadura son tales que sería muy gratuito afirmar que éste o aquél régimen lo es. Hablo de Venezuela y de los acontecimientos de los últimos días. Y no. No me refiero a la ocupación de supermercados por milicias bolivarianas. Sino a la trampa política y jurídica conocida como Ley Habilitante.
Quienes generosamente lean este post desde posturas pro-chavistas seguro que son capaces de justificar, explicar y argumentar la vulneración constante de derechos y libertades en Venezuela y por tanto, éste nuevo episodio. Sin embargo la realidad es mucho más simple de lo que algunos quieren hacernos creer:

En la actualidad, tras las Elecciones de 2010, la Asamblea de Venezuela está compuesta por 165 diputados divididos en 2 grandes coaliciones:

El problema de Maduro para sus planes es que, para poder llevarlos  a cabo necesitaba una mayoría cualificada de 99 diputados, le faltaba 1.

Pero antes de seguir, un poco de memoria. Maduro ha seguido los pasos de quien se le aparece en sueños pues, Chavez fue “habilitado” hasta 4 veces durante sus mandatos. Un proceso que la propia “Constitución” venezolana reserva para casos de urgencia. La primera fue en abril de 1999, meses después de acceder a la Presidencia, y tuvo una vigencia de seis meses. La segunda ocurrió en 2001 y la tecera en 2007, con una duración de 18 meses en los que promulgó un paquete de 26 leyes que afectaron a sectores estratégicos como la economía. La última, en 2010, fue aprobada por un Parlamento en funciones antes de que entrara una nueva composición en la que no tendría esa mayoría cualificada. Es ese Parlamento sin mayoría cualificada el que ha parado los pies a Maduro… hasta hoy.

Necesitaban uno, sólo uno para lograr la mayoría cualificada, y empezó la cacería en 3 sencillos pasos:
  • Paso 1. Al final la pieza ha sido uno de los suyos. Mejor dicho, una. Una mujer, María Aranguren, en sus tiempos pro chavista y que tras su disidencia la han acusado de diversos delitos de corrupción.
  • Paso 2. Seguidamente comenzó el proceso para acabar con la inmunidad, que conllevaría su baja del Parlamento. Eso se logró ayer con el voto de la mayoría chavista.
  • Paso 3. El sistema venezolano establece que, son los suplentes de cada diputado quienes los sustituyen y, ¡oh casualidad!, quien sustituirá a esta mujer será un hombre que ya ha mostrado su intención de apoyar la famosa Ley, aunque no se sabe sin con amenazas de por medio.

Ya está. Ahora queda lo más sencillo, aprobar esa Ley que permitirá hacer y deshacer sine die a Maduro mientras el Parlamento, supuesta sede de la soberanía del pueblo venezolano, será amordazado.

Es la pura realidad, sin matices ni historias. Esa es la realidad de Venezuela que a muchos nos indigna mientras, aquí, quienes se identifican con este régimen, callan cuando no lo justifican.

Vivimos en España una crisis, también política, a la que no soy ajeno. Una crisis que es aprovechada por algunos sectores, dentro y fuera de la política, para dudar de la legitimidad de nuestras instituciones, y para cuestionar la salud y representatividad de nuestra democracia. Sin duda las posiciones más extremas en esta crítica, vienen de sectores claramente identificados con la izquierda más radical, con y sin representación parlamentaria. Una izquierda que tiene como modelo Chavez, que defiende a capa y espada lo que haga Maduro y que trata de convencernos de las bondades de la revolución bolivariana.

Imaginen ahora, como decía al comienzo, que alguno dirigente en España se le ocurriera hacer algo similar, -y no será por urgencias económicas y sociales en los últimos años-. La polémica, por ser suaves, sería tremenda. Yo no soy capaz de imaginarlo porque la razón me dice que en una democracia como la nuestra, esas cosas ni se conciben. De lo que estoy seguro es de que esa izquierda, definiría el hecho con una sola palabra.


Y ahora, generosos lectores, sean ustedes los que respondan al interrogante del título y definan qué está pasando en Venezuela.