lunes, 14 de febrero de 2011

Incompatibilidad Democrática (El pensamiento Pepiño)

Hay un recurso político muy frecuente que es el buscar frases redondas, esas frases cortas que te permiten dar un titular en prensa u ofrecer un corte para radio o TV. No es fácil, debo reconocer que hay que ser hábil para condensar y resumir una idea en una frase de apenas unas palabras. Uno de los aficionados a ello es Pepe Blanco. Pero el problema de la frase corta es que a veces la simplificación del mensaje acaba simplificando al propio personaje y además, por tratar de cerrar dicha frase de manera rotunda acaba por aparecer una pensamiento, una idea que va más alla de lo que inicialmente se quería expresar.

La última del inefable Pepiño ha sido decir que Mariano Rajoy (y Arenas) es incompatible con la democracia. Es decir que lo único compatible con la democracia es él, es el PSOE. Es todo un ejemplo de talante democrático. No es la primera vez que el PSOE (en este caso en boca de quien en su vida ha ganado unas elecciones en las que fuera él en la lista) trata de deslegitimar democráticamente al PP. Ya, Zapatero al comienzo de su andadura dijo que los 8 años del PP eran un paréntesis. Es su manera de pensar y de actuar. Lo único válido, lo único democrático es el PSOE en el poder. El único que logra avances o el único que se preocupa por los débiles (aunque les meta el mayor rejonazo social de la Historia) es el PSOE. No reconocer al adversario, cuando no tratar de aniquilarlo usando para ello todo el aparato del Estado, es una manera muy peculiar de entender el juego democrático de la política. Así parece que lo entiende Pepiño y supongo que los mandamases socialistas.

Junto a la primera prioridad, que es ganar las Elecciones para de manera decidida sacar a España de la crisis, la victoria del PP (si así quieren los ciudadanos) tendría un segundo efecto no menos positivo: La depuración en el PSOE de una tipología de dirigentes que sólo entienden la democracia si la dirigen ellos y que sólo respetan al adversario cuando calla o aplaude sus desmanes.

Rechazo profundamente esa forma de entender la política y que tanto gusta a personajes como Pepe Blanco. Esa idea y quien la defienda sí que es auténticamente incompatible con la democracia.

martes, 8 de febrero de 2011

El centenario de Reagan

El pasado domingo 6 de febrero se conmemoró el centenario del nacimiento de Ronald Reagan, un personaje clave en la historia americana y con una influencia indiscutible en la configuración del mundo occidental que hoy conocemos. Entonces y ahora, sigue teniendo muchos detractores, o quienes simplemente tratan de minimizar su peso y su acción política. Pero con el tiempo “éstos otorgadores de carnets de demócratas” van perdiendo argumentos ante una realidad que les supera y que comienza a ser reconocida por eso que erróneamente llaman desde aquí, “la izquierda norteamericana”.

El lunes pasado Rafael Navarro Valls (gran conocedor de las interioridades e historia norteamericana), escribía un artículo muy recomendable en El Mundo (no he logrado encontrarlo en la web), en el que se exponía cómo dirigentes demócratas en EEUU no sólo valoraban la figura de Reagan sino que lo consideraban un referente.

Obama dijo en campaña electoral que su espejo era Ronald Reagan y no Bill Clinton, por su condición de “figura transformadora” de la política de EEUU. “Independientemente de los desacuerdos políticos que uno pueda tener con el presidente Reagan, y yo tuve unos cuantos, no se puede negar su liderazgo en el mundo, o su talento en comunicar una visión para América”.

Clinton, en el 89 cumpleaños de Reagan le dijo: “Su figura ha servido de fuente de inspiración para los americanos, yo incluido”

Pero supongo que estos elogios por quienes debieran ser sus adversarios políticos, no es suficiente en Europa (y menos en España) para reconocer el papel no de “un actor de Hollywood”, sino de uno de los actores que cambio las relaciones internacionales, puso fin a la Guerra Fría y contribuyo a derribar el Muro de Berlín, el muro entre la libertad y el socialismo.

En mi viaje a EE.UU, tuve la oportunidad de comprobar el respeto y admiración que se le tiene a su figura, no sólo entre los miembros del Partido Republicano, sino entre reconocidos demócratas (políticos y mediáticos). Y entonces como ahora, veía claro el motivo principal de este intento de desprecio de la izquierda española con el PSOE a la cabeza.

Si uno observa a Zapatero, su incapacidad, su falta de valentía política y de determinación, su incoherencia y falta de liderazgo, comprueba que es un modelo político en las antípodas de un Reagan que no sólo tenía un excelente dominio de los medios de comunicación, sino que supo combinar la firmeza ideológica de sus principios con la flexibilidad política y capacidad de acuerdo que se le exige a un gobernante, demostró una enorme fuerza moral en los momentos difíciles (personales y políticos) y cambió (como dice Navarro-Valls), el panorama político de Estados Unidos, incluida la forma en que los norteamericanos se veían a sí mismos.

Dos estilos, dos personalidades, dos maneras de ejercer el liderazgo completamente distinta. Se le atribuye a Reagan una frase que resumía su idea de Gobierno y su determinación para lograr las metas que se establecía: “Rodéate de la mejor gente que puedas encontrar, delega autoridad… y no interfieras”. Hace poco escuché a Mariano Rajoy una idea similar acerca de con quién contaría en el caso de lograr la confianza mayoritaria de los ciudadanos. Lo que está meridianamente claro, es que Zapatero habrá utilizado numerosos criterios a la hora de configurar sus Gobiernos, pero la meritocracia, la capacidad o la valía profesional y personal, nunca han estado entre esos criterios. Y así va el Gobierno y así nos va a todos.

P.D. Según he leído, es habitual que se conmemore el centenario de los presidentes estadounidenses, pero los organizadores en esta ocasión no han usado fondos públicos para ninguno de los eventos, ya que según ellos, iría contra la filosofía de Reagan de defensa de un Estado mínimo, y de los valores de autosuficiencia individual y austeridad gubernamental. Curioso.

martes, 1 de febrero de 2011

Vale, hablemos del Estado de las Autonomías

En los últimos días se ha intensificado un interesante debate acerca del futuro y viabilidad del actual sistema autonómico. Me alegra que se haya abierto este debate y que haya sido nuestro partido porque, aunque pueda parecer una cuestión densa y alejada de los problemas cotidianos, cada día aumenta el número de ciudadanos que lo perciben como un tema importante. Seguramente en esta ocasión me extienda más de lo blogueramente recomendable. Vayan por delante las disculpas.

Pero más que exponer aquí una reflexión acerca del modelo constitucional, quisiera poner el foco en las falsedades que rápidamente el PSOE y sus altavoces han comenzado a difundir acerca de este tema.

Y la mayor de ellas es que el PP quiere acabar con el Estado Autonómico.

No me cabe la más mínima duda de que hay mucha gente entre la izquierda a la que “le pone” Aznar y que, de hecho, si Aznar no existiera, entre esas filas muchos acabaría engrosando las listas del INEM porque no tienen más oficio y beneficio que esperar a ver que dice su particular “bestia negra”.

Pero lo que ha dicho Aznar, como lo que recientemente ha afirmado Mariano Rajoy es la misma idea, el mismo propósito.

  • · Tal y como está en la Constitución, debe mantenerse y la valoración global que el PP hace es positiva.
  • · Es necesaria una reducción del enorme aparato administrativo y evitar las duplicidades en competencias y gastos.
  • · Es necesario garantizar la unidad de mercado, la igualdad de los ciudadanos en el acceso a una sanidad pública con los mismos servicios y derechos con independencia de donde vivan, y una legislación básica razonable que garantice un mínimo de enseñanzas comunes en toda España.

Son a grandes rasgos los principios que de las declaraciones de cualquier dirigente del PP se pueden extraer, mientras que lo demás es torcer y tergiversar palabras y discursos, que es lo que parece mover a algunos supuestos defensores del modelo autonómico.

Yo espero que el debate siga y llegue a buen puerto. Y para aquellos que pretenden orillar el problema abrazándose a la defensa de las autonomías (un abrazo que como el del oso acabaría ahogándolas) dos reflexiones finales:

Primero que miren a esos países que dicen envidiar por su modelo federal. Que miren a Alemania que en el 2006 llevó a cabo una reforma que supuso una revisión del modelo en las dos direcciones: por un lado devolución al Estado de ciertas competencias para garantizar un mínimo común en todos los territorios y por otro competencia exclusiva de los Lander en otro paquete competencial. Se hizo con racionalidad, se hizo porque socialistas y populares alemanes veían que debían revisar su sistema para ser más fuertes. Lo hicieron en 2006, cuando la crisis era una utopía. Hoy, Alemania crece al 3% y viene a España a captar a una juventud que con un 42% de paro se plantea un futuro fuera de España, lo que sin duda perjudicará nuestra propia salida de la crisis.

Y que miren a EE.UU donde, a pesar de tener un sistema económico más flexible (aunque desafortunadamente sin las garantías sociales de nuestro sistema de Bienestar al que no podemos renunciar), de dos años hacía acá, se viene planteando un debate sobre la necesidad de homogeneizar ciertos aspectos competenciales para mejorar la cohesión del país y evitar que Estados como California, comiencen a pensar en la viabilidad del Estado al margen del resto del país.

Y segunda.

Desde el PP, también podríamos decir que “es obvio que, en el camino de las reformas que hay que acometer para mejorar el funcionamiento y el modelo económico, es imprescindible simplificar y homogeneizar los procedimientos administrativos y suprimir barreras técnicas en el funcionamiento del mercado”

O que vamos a promover, los acuerdos necesarios para reducir al máximo las disparidades regulatorias entre Comunidades que no resulten especialmente justificadas y que incidan negativamente sobre el desarrollo de la actividad económica”.

Incluso podríamos concluir en que “el reto de la mejora constante en la prestación de los servicios, incluso en momentos de reducción de recursos económicos, debe asumirse desde el ahorro en la gestión de los mismos y desde fórmulas de cooperación y concertación que permitan reducir sus costes y aumentar su eficacia”

Si hubiéramos dicho algo así, el PSOE, como hace Pepiño, lo hubiera interpretado como recortes en perjuicio de los derechos sociales. Pero NO. Estos párrafos pertenecen a su propio Manifiesto aprobado en la Convención Autonómica de Zaragoza, y como lo dicen ellos, sus terminales lo aplauden.

Lo que están diciendo al final, lo que están reconociendo al final, es lo mismo que afirma el Partido Popular: Que ante una crisis sin precedentes tras la que muchas cosas ya no serán igual, es necesario revisar nuestro sistema institucional, nuestro sistema autonómico, para hacerlo más sólido y productivo, para que contribuya al bienestar general y España pueda salir reforzada de esta crisis. Eso no es querer acabar con el sistema autonómico, sino asegurar su permanencia y cumplir los objetivos que marcaba nuestra Constitución.

El PSOE tiene dos opciones: Reconocer que todos queremos lo mejor para nuestro país, y eso incluye unas Comunidades Autónomas fuertes, pero también un Estado fuerte o seguir negando la necesidad de estas reformas (cómo hicieron con la crisis y así nos ha ido) y continuar… mintiendo.