Las últimas encuestas publicadas
(algunas más que otras) reflejan una caída en el apoyo a los dos grandes
partidos de España. Esta estimación, reflejo del clima actual sin duda, es
tomada como categoría por algunos de manera bastante interesada. Están los que
pretenden influir en los partidos políticos desde sus tribunas y marcar el
camino que sólo quienes componen el partido tienen derecho a ello. Y están
aquellas otras formaciones minoritarias que creen ver una posibilidad de
aumentar sus apoyos electorales.
Las Elecciones de 2011 ya
marcaron el punto más bajo en la suma PP+PSOE (73,3%) desde que el Partido
Popular se convirtió en una opción clara de Gobierno a primeros de los 90. No
es menos cierto que dicha suma es similar a la de 1993 (73,6%). Aunque lo
relevante aquí sea la estimación que cada trimestre nos ofrece el CIS. Claramente
a la baja.
La cuestión fundamental es si se
trata de un hecho puntual fruto del
clima social, que se verá recuperado cuando se esté a las puertas de unas
Elecciones o, como algunos pronostican (o
desean) es el síntoma de algo que se estuviera consolidando.
Yo comienzo negando la mayor, que
es la existencia de bipartidismo en España. Si bipartidista es un sistema como el de EEUU
(republicanos y demócratas con ocasionales outsiders) o tradicionalmente el
británico (aunque ahora haya más liberales o nacionalistas) ¿de qué bipartidismo estamos hablando en
España? Es evidente que sólo hay 2 opciones capaces de formar Gobierno en
España, pero no es menos cierto que en numerosas ocasiones ha habido Gobiernos
sustentados por más de un partido, que a nivel autonómico y sobre todo local existen gobiernos de diversas formaciones políticas, así como ayuntamientos y cámaras autonómicas con infinidad de formaciones. Último dato: en las Cortes, sede de la
soberanía nacional, existen 13 formaciones políticas en el Congreso y 16
en el Senado. ¿bipartidismo?
Pero entrando en el debate, con
más de media legislatura por delante, cualquier encuesta debe ser tomada como
una foto fija es más, incluso sus
propios autores reconocen que más allá de modelos matemáticos, tiran de
olfato, percepción (y yo añadiría deseo en algunos casos) para hacer sus
estimaciones.
Siendo útiles y sirviendo como
herramienta de análisis, no pueden ser elevadas a categoría, encuestas que
estiman un 50%
de abstención, o porcentajes similares de indecisos. Porque muchos de esos
supuestos abstencionistas acabarán votando (aunque no niegue una previsible caída en
la participación) y otros tantos indecisos finalmente se decidirán, y cabe
pensar que PP o PSOE también estén entre sus opciones.
3 notas finales
- 1Siguiendo el debate, bipartidismo o multipartidismo no es más o mejor democracia, hay ejemplos buenos y nefastos en ambos sentidos. Para quienes defienden el multipartidismo y el populismo barato a costa de desprestigiar a lo que se viene en llamar “partidos tradicionales” tienen en la actual Italia su último ejemplo.
- 2Si como demócratas nos preocupa la abstención o el riesgo de baja participación política, no debiéramos criticar el gasto que los partidos hacen en el legítimo derecho de difundir su proyecto político, así como en las propias campañas electorales. La Administración no tiene la obligación de incitar la participación, sino comunicar la existencia de un proceso electoral. Somos los partidos, y la indispensable tarea de los medios de comunicación, los que con nuestras campañas y acciones ayudamos a que la participación tenga un % considerable.
- 3Lo que no deja de ser curioso es que, en un momento en el que algunos abogan por reformas electorales en aras de mayor pluralidad o proporcionalidad (obviamente defendiendo sus legítimos intereses, pero no más democracia), estamos viendo como nuestro sistema electoral, tan denostados por esos sectores, es capaz de adaptarse –a tenor de estas encuestas- a la realidad social y al sentimiento de los electores. Si, como indican las famosas encuestas, PP y PSOE apenas sumaran el 40%, si IU o UPyD (por personificarlo en quienes tratan de sacar más escaños con el mismo resultado) vieran como, a pesar de esta ley, duplican o triplican sus escaños, ¿Cómo mantener que este sistema electoral mantiene el bipartidismo y perjudica a determinadas formaciones?