En este nuevo tiempo político y social que vivimos es recurrente oír que partidos e instituciones deben adaptarse y evolucionar. Es cierto, pero no lo es menos que quienes representamos a los ciudadanos tenemos igualmente la obligación de revisar aquellos procesos mediante los cuales somos elegidos, así como la configuración de los gobiernos.
Y si hablamos de reformas electorales enseguida nos encontramos con la clásica dicotomía entre gobernabilidad y proporcionalidad. Nuestro sistema político se basa en un Poder Legislativo (parlamentos autonómicos y Congreso de los Diputados) del que emana el Poder Ejecutivo (Gobiernos), y por tanto, ese Parlamento –que debe reflejar la pluralidad y respetar la proporcionalidad- debe ser capaz de configurar mayorías que den lugar a Gobiernos.
Con algún matiz y lejos de lo que algunos puedan aducir, estos casi 40 años han demostrado que nuestro sistema nacido en la Transición ha sido capaz de absorber los cambios políticos vividos, también en los últimos dos años. Ha habido mayorías absolutas, gobiernos en minoría y coaliciones de gobierno, partidos que gobernaron y que hoy han desparecido, partidos que no existían y que hoy no sólo tienen una representación considerable sino que forman parte de gobiernos.
Lo que nuestro sistema, a diferencia de lo que ocurre en los ayuntamientos, no está siendo capaz de resolver es la garantía de formar un gobierno y echar a andar la Legislatura. En nuestro sistema es tan legítimo que el grupo mayoritario proponga un candidato, como que otros grupos intenten formar una mayoría alternativa. Lo que no parece lógico es rechazar un candidato, ser incapaz de fraguar una alternativa y bloquear el sistema, como por ejemplo está ocurriendo ahora. Por tanto se hace necesaria una reflexión.
Desde el Partido Popular creemos que, sin afectar a la pluralidad y la proporcionalidad, es perfectamente democrático y plenamente constitucional, determinar un plazo límite para estos intentos y, de no lograrse, que gobierne el candidato propuesto por el grupo mayoritario. En algunas comunidades autónomas tienen otras fórmulas que impiden también el bloqueo. Hay quien dice que eso generaría gobiernos débiles e inestables. La respuesta es clara ¿Cuántos importantes ayuntamientos se gobiernan sin mayoría clara? ¿Cuántos gobiernos autonómicos en minoría sacan adelante sus proyectos gracias a acuerdos de investidura más o menos sólidos? ¿Qué es difícil? ¿Qué requiere esfuerzos? Por supuesto, pero es que este nuevo tiempo requiere de diálogo y búsqueda de acuerdos como nunca desde 1978.
Sin duda hay otros elementos del sistema electoral de los que se puede hablar: de la bajada de la barrera electoral o -como en la propuesta que ha presentado el Gobierno de Cristina Cifuentes-, de dividir Madrid en distritos en los que se elijan parte de los diputados para acercar representante y representado, del mandato imperativo, de la elección de senadores, de reducir o aumentar el tamaño de las cámaras o del mínimo provincial. Se podrán compartir o no estas ideas, habrá quien abogue por otras fórmulas, pero ninguna es más democrática que otras.
No es más democrático un sistema que permite a partidos más pequeños tener más escaños con los mismos votos, que un sistema como el británico, mayoritario y de distritos uninominales. Que un sistema electoral sea o no democrático se debe a la forma mediante la cual se ha establecido dicho sistema y si responde a principios tan básicos como libertad de voto, libre concurrencia, etc…
Y una reflexión final no menor. Un buen sistema electoral es aquel que es compartido por la inmensa mayoría y que perdura en el tiempo. Y la mejor manera de garantizarnos esas características es buscar el mayor consenso posible. Muy lejos quedan los tiempos en los que se hacían constituciones y sistemas electorales de unos contra otros. Los actuales sistemas, a nivel nacional o en Madrid, podrán gustar más o menos, pero el respeto del que gozan se basa en el consenso con el que se aprobaron. Y si pretendemos llevar a cabo reformas en este ámbito, ese debe ser un compromiso ineludible.
Mirar los procesos electorales en
Estados Unidos desde una óptica española o europea es el mayor ejercicio de
miopía política que cualquier analista puede realizar. Pero eso no quita para
que quienes estamos abiertos a nuevas formas de participación o a reformas de
calado que acerquen electores y electos, veamos con simpatía algunas de sus
singularidades. Y desde luego tampoco es óbice para determinar las preferencias
de cada cual.
Es evidente la cercanía de los
partidos de centro derecha en Europa con el Partido Republicano. Lo que algunos
se niegan a aceptar es que, al mismo tiempo, la distancia con el Partido
Demócrata no es ni mucho menos grande.
El Partido Popular es ejemplo de ello. Nuestra visión de las relaciones
exteriores de España y nuestro compromiso europeo pasa al mismo tiempo por un
fortalecimiento de lo que se ha llamado vínculo transatlántico. Y eso pasa por
mantener buenas relaciones con ambos partidos políticos.
Ayer comenzó el proceso de
primarias en Estados Unidos. Es cierto que Iowa es una pequeña parte del país,
pero no es menos cierta su influencia en el resultado final. Un resultado que
tras lo acontecido ayer parece más abierto de lo que algunos nos contaban.
Parece que la carrera de Hillary
Clinton no va a ser un camino de rosas. Y que el Senador Sanders es mucho más
que un Senador con pinta de “abuelete gruñon”. Que frente a la novedad racial y
generacional que supuso Obama hace 8 años, el adversario de Hillary ahora sea
un hombre de la” casta” capitalina más cerca de la jubilación que de hacer
“nueva política” dice mucho acerca de lo ridículo que es hacer análisis
simplistas y de la incertidumbre que previsiblemente acompañará a los
Demócratas en estos meses. Sería interesante analizar como Sanders está
conectando con capas de voto joven por ejemplo o como exprime el “targeting”,
mientras que la Sra. Clinton hace otra campaña más. En Iowa prácticamente han
empatado.
Por su lado, el Partido
Republicano se enfrente a su enésima oportunidad de no pegarse un tiro en el pie.
Sin despreciar los procesos de primarias, lo que vemos en EEUU y especialmente
en el Partido Republicano en los últimos años, es el ejemplo perfecto del
principal riesgo que tienen las primarias en los procesos electorales: una
carrera interna a ver quién es el más puro (neoconservadores, tea party…),
extremando posiciones y simplificando el debate, para luego presentarte a unas
elecciones en las que ya has sacrificado el centro político. Repito, no
cuestiono el proceso, señalo alguna de sus consecuencias. El éxito mediático y
demoscópico de D. Trump se ha dado de bruces con la realidad en Iowa donde
perdió frente a T. Cruz (Cruz obtuvo un 27% de votos. Trump un 24%). No es mal
resultado ser segundo, su problema, más allá de ser sobrepasado por un
candidato que tendrá difícil conectar con capas de votantes moderado como Cruz,
es que el senador por Florida, Marco Rubio, casi lo iguala, con un 23%. Y es precisamente
el gran resultado de Rubio partiendo de unas expectativas bajísimas lo que
anima el debate. Precisamente mucho en la órbita republicana ven, no a Cruz,
sino a Rubio, como el antídoto perfecto contra Trump y para que el Partido
Republicano recupere el espacio perdido. Una reciente crónica
lo definía perfectamente en mi opinión:
No es un miembro del establishment, pero
puede unir a un partido profundamente dividido. Es conservador pero
también flexible, y optimista sobre EE UU, en contraste con el tono
apocalíptico de Trump y Cruz. Todo esto lo hace atractivo a los republicanos convencidos de
que un candidato joven, conservador pero pragmático —en sus mejores sueños, una
mezcla de Reagan en la ideología y Obama en el estilo— es la mejor fórmula para
frenar a Trump y batir a la favorita demócrata, Hillary Clinton. Además, es
latino, miembro de la minoría más pujante.
En definitiva. Quedan meses por
delante en los que no hay nada escrito. Y eso no sólo añade emoción al proceso
sino que hará que desde Europa se siga con mayor atención. Los americanos son
los reyes en convertir en espectáculo (en el sentido más positivo que exista)
cualquier cosa que se propongan. Y para quienes nos apasionan las campañas, las
Presidenciales americanas con final de mandato (es decir, primarias en ambos
partidos) son la excusa perfecta para coger una bolsa de palomitas, disfrutar y
aprender. Aprender como la democracia que se practica en el Capitolio o en la
Casa Blanca, comienza en pequeños pueblos, en votaciones en gimnasio y debates
en cafeterías en las que, a pesar de las diferencias, se respira libertad y
respeto.
Ayer asistí junto a mis
compañeros del Partido Popular de Barajas a uno de los actos más sentidos que
tenemos en el barrio: el recuerdo de la muerte de Mari Luz Nájera. Para quien
no conozca su historia, durante las manifestaciones estudiantiles y el mismo día que la matanza de los abogados de Atocha en 1977, Mari
Luz fue la joven que murió por el impacto de un bote de humo de los
antidisturbios en la cabeza. Tenía 21 años.
(Se que uno de los mandamientos de un Blog es no extenderse mucho. Permítame estimado/a lector/a hacer un excepción pues el tema lo merece).
El recuerdo y y defensa de la
libertad y la democracia por parte de MariLuz en una de las etapas más convulsas de nuestra historia
se ha mantenido vivo gracias a su familia y a los vecinos del barrio entendiendo
por vecinos los que allí vivíamos y a las asociaciones. (Sí, estimado lector, existían vecinos y asociaciones en Barajas, antes de que llegaran los que dicen
“hablar en nombre de la gente”). Dicho recuerdo tuvo finalmente su merecido
reconocimiento en 2009 cuando se le dio su nombre a unos jardines del barrio y
se instaló un monolito en su recuerdo. Este hito tuvo 3 protagonistas: 1º su
familia con quien se contó desde el primer momento, 2º la Asociación AFAO que
ya en 1988 solicitó este reconocimiento y volvió a plantearlo en 2007 y 3º el
Concejal-Presidente del Distrito Tomás Serrano, uno de los concejales sino el
que más, más respetado y querido por los
vecinos.
No se trata de apuntarse nada, pero de cara a lo que sigue, sí que
conviene recordarlo: con una abrumadora mayoría del Partido Popular, Tomás
canalizó esa petición y la llevó adelante, contando con todos, uniendo a todas
las fuerzas políticas, sin sacar pecho de nada, porque Tomás es de esas
personas que trabaja para los vecinos, pero sin querer ser protagonista de nada,
porque el protagonismo era de ellos, de los vecinos, de MariLuz y su familia ¡cuánto
deberían aprender de eso algunos!
Pues bien, ayer se recordaba el
39 aniversario de su muerte. Otro aniversario más podría ser. Pero no. No lo
fue. Era el primer que se organizaba bajo el mandato de la nueva corporación
municipal encabezada en el distrito por la dirigente de PODEMOS Marta Gonzalez
Lahoz y tenían que dejar su huella, y doy fe que lo hicieron. Fue un infame uso
del recuerdo de MariLuz en 2 actos:
Acto1. Con el apoyo de la Junta Municipal, como no podía ser
de otra manera, tuvo lugar un acto en el Centro Cultural Gloria Fuertes, en el
que se proyectaba un video y había intervenciones. Era la primera vez que la
Junta asumía un protagonismo, ya que hasta entonces, el homenaje se dejaba en
manos de las asociaciones y vecinos.
La moderadora era un Vocal del
equipo de Gobierno y el video no era nuevo. Tenía al menos 4 años. Aquí se lo
dejo. La cartela inicial ya da una pista: CMI
Producciones.
En definitiva, lo “nuevo” en este
homenaje era poner un video viejo, de la Productora de PODEMOS que, más allá de
la condena y el reconocimiento a quienes murieron defendiendo la libertad y la democracia,
usaba la muerte de Mariluz para ahondar
en un revisionismo radical y en un
ajuste de cuentas sectario.
Posteriormente vino el coloquio
en el que participa la propia Concejala y un “representante de una asociación
relacionada con la memoria histórica.” La familia de MariLuz no habló. Y de
MariLuz los intervinientes hablaron poco. Vecinos, asociaciones y
representantes de todas las fuerzas políticas asistimos a un indecente mitin
hasta el punto de tener que oír que aquellos días del 77 no difieren mucho de
la España actual. (No me levanté en ese momento por respeto a la memoria de MariLuz
y a su familia, algunos de los cuales conozco).
¿Qué tiene que
ver la muerte de una joven en una época pre-democrática con el tipo efectivo de
impuesto que paga hoy una empresa del IBEX? En eso consistió parte del discurso
del representante de la memoria selectiva.
Del mismo modo
usó ese argumento claramente identificado con el ideario de PODEMOS: que la
Transición fue una traición, un pasteleo, un farsa. Poco menos vino a decir que las gentes de
izquierdas, aquellas que sí hacían oposición efectiva a la dictadura, que esas
gentes del Partido Comunista que se dejaron la piel en la Transición y, junto al resto, contribuyeron a una Transición
ejemplar y al nacimiento de nuestra democracia, que toda esa gente se vendió
por un plato de lentejas. ¡Qué fácil es insultar y revisar desde la comodidad
del año 2016 en un centro cultural junto al Campo de Golf de la Hinojosa!
39 años después de su muerte, 7
años después del reconocimiento oficial del Distrito, 7 años en los que la
concordia, el reconocimiento, el respeto y la memoria han impregnado estos
actos, asistí al miserable uso de quienes pretenden no solo reescribir la
historia, sino ajustar cuentas no se sabe con quién. Asistí a la displicencia,
las miradas y el rencor de algunos de los presentes por la asistencia de
quienes con aciertos y errores han trabajado durante estos 20 años (muchos sin
cobrar un €) por Barajas y sus barrios, por la asistencia de quienes dieron
forma a ese reconocimiento y cuyo compromiso con la democracia y con la figura
de MariLuz ha sido intachable todos estos años. Son precisamente esos discursos,
de representantes públicos y personajes sectarios que los acompañan, lo que
hace pervivir el rencor, el odio y la división, elementos que cada día forman
más parte de su proyecto político.
Acto 2. Tras el mitin fuimos a los Jardines de MariLuz
Nájera donde un grupo de vecinos, que no “los vecinos” organizaba el homenaje
que consistía en recitar unos poemas y dejar junto al monolito unas flores “moradas”.
Tampoco tomó la palabra nadie de la familia.
Ese acto fue el ejemplo de las
consecuencias que se buscan con ese torticero uso del dolor. Una chica muy joven, quizá de entorno a 25 años no
lo sé, recitó 2 poemas, obviamente no elegidos al azar.
Empezó con uno de Benedetti, “Reconciliaciones”.
Os dejo algún extracto.
Puedo reconciliarme
con la luna tediosa y congelada
pero nunca podré reconciliarme
con los buhoneros de la muerte
[…]
nunca podré reconciliarme
con los depredadores de mi gente
el aguinaldo de los delatores
la desmemoria de los fusileros.
Y siguió con uno de Neruda con un
título que lo decía todo: “Los enemigos”
[…]
Por esos muertos, nuestros muertos,
pido castigo.
Para los que de sangre salpicaron la patria,
pido castigo.
Para el verdugo que mandó esta muerte,
pido castigo.
Para el traidor que ascendió sobre el
crimen,
pido castigo.
Para el que dio la orden de agonía,
pido castigo.
Para los que defendieron este crimen,
pido castigo.
No quiero que me den la mano empapada con nuestra sangre.
Pido castigo.
No los quiero de embajadores, tampoco en su
casa tranquilos,
los quiero ver aquí juzgados en esta plaza,
en este sitio.
Quiero castigo.
Se me heló la sangre. Yo nací en
1976 y esa joven, probablemente no había nacido cuando yo entré en el Instituto
de la Alameda. Pese a su rostro angelical y su agradable tono de voz, no podía
dejar de pensar en qué ha podido vivir esa chica, que le han contado, de qué
odios y rencores se rodea para que en pleno 2016 recite unos versos con una
mentalidad revanchista y pre-democrática. Dirán que es poesía, pero la poesía
dice mucho y unos versos no se eligen al azar. Si me la encontrara de nuevo me
gustaría preguntarle: ¿a quién quiere castigar? ¿a aquellos que lucharon por la
democracia que hoy disfruta? ¿a los hijos o nietos de algún dirigente ya
fallecido? ¿Qué mano no quiere estrechar? ¿la de socialistas honestos que
contribuyeron a crear este estado de bienestar? ¿la de familiares de dirigentes
populares que dieron su vida por la libertad que ella goza para decir esos
versos? ¿la mía por tener unas ideas políticas distintas a las suyas?
Este sectarismo, odio y división
en un pequeño distrito de Madrid ¿pasa en todo Madrid? ¿Pasa en otros sitios? ¿Es
esto lo que nos ofrecen los que dicen ser “pueblo”, los que dicen ser “gente”?
¿Los de la sonrisa y la alegría?
Lo vivido ayer por la mañana ha
terminado de agitarme en estos días de tanta incertidumbre. Los partidos que
han tenido responsabilidades de Gobierno en estos casi 40 años de democracia
han cometido errores y los han pagado, lo están pagando. Lo pagan en las urnas,
lo pagan en la crónica social, lo pagan quienes ponen la cara y tienen que
aguantar la crítica, cuando no el insulto o la agresión. Pero esa suma de
errores no echa por tierra el gran trabajo de una inmensa mayoría de políticos
honrados y comprometidos con la democracia, y desde luego ninguno de esos
errores resta un ápice de legitimidad a las sucesivas Cortes Generales que se
han constituido. Allí, ahí dentro, siempre ha estado la representación de la soberanía,
allí siempre ha estado representado el pueblo, la gente.
Por todo ello me niego a quedarme
impasible. Me resisto a que un proyecto sectario, radical y populista, no sólo
ponga en riesgo la recuperación económica y el bienestar social de mi país,
sino que logre inyectar el virus del rencor y el odio en mi gente, en mi generación y en las que me sucedan. Es indignante que quien fomenta estos sentimientos y división para apuntalar su visión sectaria de nuestra democracia, no sea precísamente una generación de
políticos cuya experiencia en dictadura sea la vivencia personal pasada en
España, sino el asesoramiento y el compadreo con otras actuales.
No podemos rehuir ningún debate,
ni permitir que reescriban la historia común. No es gracias a ellos que tenemos
una democracia consolidada, sino a pesar de gente como ellos, que buscan más lo
que nos divide que lo que nos une. Hay muchas cosas que me separan de mis
adversarios políticos, pero nunca he pretendido su aniquilación. Siempre he
pensado que por encima de grandes e insalvables diferencias ideológicas hay un
tronco común que nos une: la unidad de España, la unidad de los demócratas, la
libertad o la igualdad. Por eso quienes somos demócratas, quienes discrepando
respetamos al adversario debemos estar unidos, debemos aprender de los errores
y ser capaces juntos de seguir construyendo y reformando nuestro país, un país
con sus luces y sombras, con su historia, con sus momentos épicos y sus desastres,
pero en definitiva, seguir construyendo un país del que, como ahora, yo me
sienta orgulloso de pertenecer: España
P.D.Puestos a elegir, me quedo con este video, este sí hecho por una "asociación real" del Distrito en recuerdo al día en el que se inauguraron Jardines y placa. Todos juntos, asociaciones, vecinos y formaciones políticas, el barrio unido en torno a un símbolo MariLuz y una idea compartida: democracia y libertad
P.D.2 Se que no hace falta, porque ellos saben que quienes forman parte del Partido Popular de Barajas con su Presidente Tomás al frente, hemos estado a su lado estos años, pero nuevamente mi respeto a toda la familia de MariLuz. Hay miradas y gestos que se explican por sí mismos. Y sinduda su dignidad y respeto está muy por encima de quienes se dan golpes en el pecho y reparten carnets de demócratas. Ojalá el próximo año ésten a la altura que la figura de MariLuz merece.
P.D.3. De la mañana de ayer me queda eso sí un entrañable recuerdo. Mi reencuentro con Teresa mi profesora de EGB del Colegio Guadalajara, a escasos metros de los Jardines. Marta, compañera mía de clase y sobrina de MariLuz, me avisó de su presencia. Doña Teresa me recordó algunas de mis picias (me asombra la capacidad de recuerdo con sólo decirle el nombre) y la contesté de Usted no sólo por respeto sino porque 30 años después, súbitamente, se me acumularon los recuerdos y por encima de todos uno: ¡lo que me imponía Doña Teresa!. Su respuesta me sigue martilleando en la cabeza. Fue algo así como: “Alfonso, no pienso tratarte de Usted aunque seas diputado. Has sido alumno mío y ahora como representante político te debes a nosotros”. Como una madre regañando y aleccionando y con toda la razón. Fue la penúltima lección de Doña Teresa, un reconfortante ejercicio de “memoria histórica infantil” y un mandato claro para agitar mi conciencia.