En estas horas finales de la
campaña catalana, todos los analistas coinciden en que todavía hay un gran
número de indecisos (ciertamente menor que al principio de la misma pero no
desdeñable). Se trata de un hecho inédito acorde con la importancia del momento
político y de lo que está en juego.
En un país en el que todos somos
o debemos ser iguales, no podemos negar las evidentes diferencias de unas zonas
a otras, de unos ciudadanos a otros. Y quienes hemos tenido la oportunidad de
visitar Cataluña - en campaña y fuera de ella-, podemos certificar como el comportamiento
electoral es más complejo que elegir entre izquierda o derecha, nacionalistas o
autonomistas.
El próximo 25N habrá votantes
socialistas de toda la vida que se debatan entre CiU, C´S, ICV o ERC. Es un
ejemplo de la esquizofrenia política que vive el PSOE o el PSC. También habrá
gente que en las anteriores autonómicas votó a Más, en las Generales a Rajoy y
hoy dudan entre PP y CiU. Votantes de ERC que no saben si fiarse de Más y
prestarle el voto o seguir con la marca más independentista de Cataluña. En
esta ocasión parece que ICV no se beneficiará mucho de la debacle del PSC;
entre lo social y el derecho a decidir, le ha podido lo segundo, y eso echa al
votante socialista en brazos del centro-izquierda de C´S y al más catalanista a
ERC o a CiU. Por ejemplos no será, que afectan a todos, absolutamente a todos los
partidos.
Decía Sun Tzu en el Arte de la
Guerra que “Generalmente, el que ocupa
primero el campo de batalla y espera al enemigo puede descansar, y aquel que
llega más tarde a escena y se precipita a la lucha, comienza cansado. De este
modo, el que es experto en la guerra atrae al enemigo al campo de batalla, y no
se deja llevar allí por el enemigo”. En esta campaña, queramos o no, CiU ha
logrado que el campo de batalla sea la independencia, eso es lo que está en
juego; si el Mesías de Más logra o no lanzar a Cataluña a un precipicio de
fondo desconocido. O si por el contrario, quienes defienden que Cataluña es más
Cataluña dentro de España y España más España contando con Cataluña, somos
capaces de frenar a este Profeta y ponernos a trabajar para salir juntos de la
crisis.
Y en este contexto, el PPC ha
hecho un llamamiento al voto útil el próximo 25N. Hay quienes dicen sentirse
ofendidos por este llamamiento, cuando desde el comienzo de la democracia, el
éxito electoral ha tenido mucho que ver con la capacidad de movilización del
electorado propio así como con los trasvases de ciudadanos que cambian de
opción política.
Es cierto que el llamamiento del
PPC tiene una explicación electoral, pero que nada tiene que ver con el
sistema. Lógicamente apostar por partidos que difícilmente puedan tener
representación en alguna o todas las provincias, son votos que engordarían la
mayoría de CiU.
Pero la utilidad más importante
del voto, no es la del 25N, sino a partir de entonces. Ante el riesgo de una
mayoría de CiU, cuantos más escaños logre la única fuerza que puede pararle (el
PP), menos posibilidades tendrá de seguir con esa deriva. Con un PSC que ni
está ni se le espera, la única formación nacional que puede garantizar la
unidad y la cohesión de nuestro país es el PP.
Con la representación municipal que
tenemos, con nuestra presencia en el Parlamento catalán, con la estabilidad
parlamentaria del Congreso y la determinación del Gobierno de España y, lo que
es más importante si cabe, con la influencia y el apoyo del Partido Popular
Europeo, somos la única garantía para quienes se sienten catalanes y españoles,
para los que viven en familias formadas desde todas las partes de España y para
quienes quieren convivir en un marco de estabilidad y salir de esta crisis
cuanto antes.
Eso es lo que está
en juego el 25N. Por lo tanto hay dos posibilidades:
Si un catalán quiere un
Estado propio, salir de la UE, su propia moneda, fronteras y demás, sin duda su opción es Artur Más. Y como demócrata la respeto.
Pero si tiene la más mínima
duda que no se quede en casa. Y si quiere tener la garantía de que es posible
salir, pero que juntos saldremos mejor, si quiere que su voto valga realmente para
frenar esta deriva, la única garantía es el PP. Lo será el 25N y también el 26, el 27,
el 28…