lunes, 30 de abril de 2012

El falso debate entre austeridad y crecimiento


Nadie en su sano juicio defiende que sólo con políticas de austeridad se sale de la crisis, y nadie con cierto rigor económico y responsabilidad afirma que no hacen falta políticas de austeridad para lograr crecimiento económico. Parece una afirmación de perogrullo, pero hay que decirla porque, en estos días, desde la izquierda se está intentando plantear un falso debate entre quienes apuestan por la austeridad y quienes apuestan por las políticas de crecimiento. No existe ese debate.

Volvemos una vez más a jugar con las palabras ya que parece que, desde que lo leyeron por primera vez, no sueltan a Lakoff en ningún momento. Toda la UE y, por ende, sus Estados miembros, apuestan igualmente por ambas ideas, el problema es que para el PSOE y su ala más radical, políticas de crecimiento son sinónimo de políticas de gasto y despilfarro.

Cuando habla el PSOE de estos conceptos, quiere poner en valor el Plan E, 15.000 millones tirados a la basura, quieren defender su desmesurado gasto en subvenciones, quieren recuperar los millones de euros invertidos en políticas de empleo que no han sabido frenar la sangría del paro… y así podríamos seguir.

La UE, España en este caso (y vemos como Alemania con el Plan de Crecimiento anunciado) parten de que no hay crecimiento sin una base clara de ajuste de las cuentas públicas. Eso es innegable. Y nadie ha dicho que sea el único paso. No lo es, pero es un paso ineludible. Esa es la diferencia. Que hay quienes pensamos que sin ajustes previos, de poco vale invertir (que no gastar) en políticas de crecimiento. Y hay quienes creen que el dinero público no es de nadie y se puede gastar y despilfarrar "hasta el infinito y más alla". Y la situación de las cuentas en España es la prueba de esta afirmación. El gastar, gastar y gastar es una política que ya hemos probado, gastando más de lo que ingresábamos, endeudándonos hasta las cejas y perdiendo credibilidad en los mercados internacionales y ante nuestros socios. 

Por eso es curioso que quienes nos han traído hasta aquí, pidan un cambio en las políticas. El cambio ya se produjo; fue el 20 de noviembre de 2011. Y ahora se están poniendo en marcha las políticas y las reformas que un Gobierno cobarde (el del PSOE) no quiso poner en marcha. Curioso que quienes “tiraron la toalla”, hicieron dejación de funciones, no presentaron los presupuestos y adelantaron elecciones, tengan prisa ahora por recuperar el Gobierno (agitando la convivencia y abusando de una violencia verbal que acabarán por no controlar) y no quieran que el Gobierno elegido por los ciudadanos, haga lo que ellos no hicieron: gobernar.

Reflexión final: Parece que les ha hecho daño que el Gobierno ponga de manifiesto la desvergüenza de manifestarse y dar lecciones por parte de quienes no han sabido gestionar esta crisis. La frase de la VicePresidenta les ha dolido “Si hubiera dejado el país así, no tendría vergüenza para salir a la calle”. Ellos rápidamente se ponen  en plan víctimas diciendo que se les impide manifestarse. En absoluto. El problema es que sales a la calle, agitas a la gente y de repente miras para atrás y ves que estas sólo o, como ayer en las manifestaciones alentadas por los sindicatos del PSOE, cada día te siguen menos.

Reflexión final 2: Ayer pusimos fin al Congreso Regional del PP de Madrid, donde un equipo cohesionado y reforzado salió renovado con el liderazgo de Esperanza Aguirre. Entre los detalles de dicho Congreso, me quedo con la frase de uno de los invitados, el Presidente de Extremadura, Jose Antonio Monago, que adaptándola a la situación nacional sería la siguiente: Aviso al PSOE y a sus voceros, “Nosotros nos olvidamos de la herencia recibida, el día que vayamos al banco y ellos se olviden de la deuda que nos ha dejado el PSOE ¿de acuerdo?

martes, 24 de abril de 2012

Tanto gusto por la memoria histórica y… tanto afán por hacerse los “suecos”

Ayer la UE certificó lo que muchos ya avanzábamos, que el PSOE dejó el Gobierno con la misma practica que le había caracterizado estos años: la mentira. Supimos que la UE determinó que el déficit de 2011 fue finalmente de un 8,5% y eso fue noticia. Fue noticia, porque el Gobierno del PSOE (Zapatero, Elena Salgado y Rubalcaba) afirmó que el déficit dejado era del 6% y fue noticia porque el propio Rubalcaba en el Debate de investidura siguió defendiendo el 6%. Eran ellos, el Gobierno de España quienes tenían no sólo la responsabilidad de vigilar el cumplimiento del déficit en todos los niveles, si no quienes tenían toda la información real de las cuentas del Estado (¿o acaso tenía más información el partido en la oposición que el del Gobierno?). Lo certificado ayer por la UE demuestra la primera mentira del PSOE. La segunda todavía es más irresponsable. Y es que cuando el PP accedió al Gobierno, se detectó un desfase importante que se estimaba superior al 8%. Nuevamente el PSOE cargó contra el PP, afirmando sin rubor que era falso, que se trampeaban las cuentas para justificar los ajustes, incluso desde algún recóndito despacho de algún Comisario Europeo se filtró que se dudaba de las cuentas presentadas por el Gobierno acerca de la estimación de un déficit superior al 8%. Al final, ayer se acabó con esa segunda mentira.

No se trata de recurrir a la herencia recibida, pero es responsabilidad de un Gobierno explicar las medidas que se toman en base a la situación en la que el país se encuentra. Y ese desfase (uno más en la irresponsable gestión del Gobierno del PSOE) se traduce en 25.000 millones de déficit más de lo esperado y se completa con un hecho incuestionable: nos gastamos (se gastaron) 90.000 millones de euros más de lo que se ingresó.

Ni al PSOE ni a gran parte de su coro mediático le gusta que se recuerden estas cifras. No les gusta que les recuerden nada. Ayer, sin ir más lejos, la Sra. Valenciano escurría el bulto diciendo “No es el momento de buscar culpables”. No les gusta que les recordemos su inacción, no les gusta que se recuerde cómo dejaron España en 1996 y cómo se la encontraron en 2004, no quieren oír hablar de que quebraron la Seguridad Social y ahora han puesto en juego la Sanidad Pública, no quieren reconocer que todas las leyes educativas en España han sido socialistas y seguimos con un 30% de fracaso escolar… Y si ampliamos el tema de debate, en España no se puede hablar del GAL (tema superado según ellos), de que el único Partido Nacional condenado por financiación ilegal ha sido el PSOE con FILESA y demás (agua pasada dicen), o que los mismos que hoy meten miedo y alientan algaradas callejeras contra el Gobierno legítimo a costa de una supuesta reducción del Bienestar Social, son aquellos que en 1996 dijeron que desmantelábamos el Estado de Bienestar (y fue mentira), los que recomendaban en los 90 planes de pensiones privados porque el Estado no podía hacerse cargo (ahí están las hemerotecas) o que en España el problema del paro era estructural y que no se podía crear más empleo del que había, que había que repartirlo (cuando lo que se ha puesto de manifiesto es que el problema estructural de España es un PSOE incapaz de dejar un país mejor del que encontraron).

Es curioso este afán por la amnesia colectiva que promueve el PSOE por dos razones de peso:

Los mismos que no quieren mirar 6 meses atrás, se remontan a la gestión de Aznar para justificar parte de la crisis y no asumir responsabilidades. Para eso sí hay memoria.

Los mismos que a la hora de analizar cómo estamos y porqué hemos llegado a esta situación, pretenden que los ciudadanos olviden su responsabilidad cómo si el PSOE no hubiera gobernado, son aquellos que se han pasado los años de Gobierno con la memoria histórica, abriendo fosas, abriendo heridas y dividiendo a los ciudadanos.

En definitiva, resulta sorprendente el empeño del PSOE en mirar 70, 60, 50 o 40 años atrás, pero su reticencia a recordar qué ha pasado los dos últimos años. Quizá la explicación sea muy sencilla; Pretenden mantener abierto un debate que en nada ayuda a cerrar heridas, a cohesionar el país y mirar al futuro (aunque en su base más emocional puede ser compartido por cualquier persona de bien).

Pero en cambio, deslegitimados por las consecuencias de su gestión, se niegan a recordar sus mentiras y su incapacidad, ya que les hace menos creíbles para juzgar y oponerse a quien tiene ahora la responsabilidad de arreglar lo que ellos han dilapidado. Es mucho más fácil, hablar de “agresiones” de un Gobierno, es mucho más útil justificar los ataques a unas sedes del PP o la violencia ejercida en las calles al amparo de manifestaciones legítimas, es mucho más fácil tratar de ganar en la calle lo que la democracia no te ha dado en las urnas. Todo eso es mucho más fácil, también más peligroso. Será eso que llaman #oposiciónresponsable.

jueves, 12 de abril de 2012

Ya 100 días y enfrente… el día de la marmota

No estamos en 1996, la situación política no es la de 1996, los problemas no son los de entonces, las aspiraciones de los ciudadanos son distintas, muchas cosas son distintas. Pero hay dos cosas que se repiten con tanta profundidad que perfectamente podríamos retrotraernos a aquel año, una y otra vez, como en la famosa película de Bill Murray “Atrapado en el Tiempo”.

La primera es que el PP ha asumido el Gobierno de España en una situación de grandes dificultades económicas y sociales. Objetivamente en esta ocasión mucho peor. No hace falta comparar pues los datos son conocidos: estancamiento económico, 23% de paro y un 50% de los jóvenes sin trabajo dan una idea de la situación en la que estamos, y un déficit del 8,4%, 29.000 millones de euros en intereses de la deuda, y un descrédito internacional así como en los mercados, dan cuenta de la irresponsabilidad de quienes gestionaron España los últimos años. Sí, la herencia recibida, de la que no quieren oír hablar, sólo que mucho peor que en 1996. Las facturas en las cajones, los engaños con las cuentas oficiales o las formas y los modos de siempre son minucias que cuentan quienes recuerdan el 96 viendo las sorpresas que el Gobierno de Rajoy se encontró al llegar. Lo serio es el drama de un país quebrado, camino de los 6 millones de parados, con una educación desprestigiada y un Estado de Bienestar que necesita reformarse para mantener su sostenibilidad. Ese es el panorama que ha afrontado el Gobierno del PP en estos primeros 100 días.

La segunda realidad que se repite de manera idéntica pero con mayor virulencia es la vuelta al miedo y la exageración y, lo que es más grave, tratar de restar capacidad a un Gobierno con una de las mayores legitimidades democráticas de nuestra reciente historia. Y repito, no es nuevo. Una vez más, para tratar de tapar sus vergüenzas, el PSOE (a los lomos del resto de izquierda política, mediática y sindical) intenta meter miedo ante los ajustes que se ve obligado a acometer el Gobierno. Hablan de quiebra del Estado de Bienestar, de que se acaba la sanidad o la educación pública, de que se acaban los derechos civiles… en definitiva, que sin el PSOE en el Gobierno no hay democracia. Y digo que no es nuevo porque es la misma táctica que en 1996. Era esa época en la que Rato hablaba de importantes ajustes, y la izquierda (IU) no se cortaba diciendo que “se dinamitaba el Estado de Bienestar”, aunque mucho menos leal –desde un punto de vista institucional- era esa impostura de Almunia escribiendo a sectores sociales, “preocupado por la quiebra de principios esenciales”.

Afortunadamente la historia está ahí. Todos sabemos cómo acabó y la España que se encontró Zapatero en 2004, una España camino del pleno empleo, con sus arcas saneadas, con liderazgo internacional y en pleno disfrute de su sistema de Bienestar Social.


Ninguno de los augurios del PSOE se cumplió, es más, la austeridad, el rigor y la estabilidad fueron tan importantes, en los años de Gobierno PP, como base para el crecimiento y al creación de empleo, que el propio Zapatero tuvo que pedir el apoyo del PP para cambiar la Constitución e incluir ese compromiso de estabilidad presupuestaria en nuestra Carta Magna como garantía ante mercados y socios internacionales. Era un Zapatero en retirada sí, que con esa decisión, acertada, hacía una enmienda a la totalidad a la gestión socialista basada en el despilfarro, mientras Rubalcaba en campaña se quedaba descolocado. Zapatero sabía que no sería su responsabilidad el llevarlo a cabo.

Precisamente hoy, el Congreso ha aprobado la Ley de Estabilidad Presupuestaria que desarrolla dicha reforma constitucional. Han pasado 8 meses desde que Zapatero solicitó el apoyo del PP y lo obtuvo, 4 meses desde que el PP ganó las Elecciones, y es hoy cuando el PSOE debía demostrar su compromiso con la estabilidad, con el rigor y la solvencia de nuestras cuentas, ese compromiso que pidió entonces, le tocaba devolverlo. No lo ha hecho. Quería dejar un hueco para que una administración pudiera seguir endeudándose, un hueco por el que en un hipotético futuro, pudieran volver al despilfarro. No será posible. Al menos en eso ya no se repetirá el día de la marmota.