martes, 31 de enero de 2012

Gobernar es un arte… y sin mayoría un mérito político

Siempre he creído que no hay mayor voluntad ciudadana que la que se expresa a través de las urnas. Esa es la expresión más clara y más nítida de lo que quieren los ciudadanos. Por ese motivo, el PP siempre ha apoyado que, -debido a las reformas legales requeridas al menos en el ámbito local- gobernara la lista más votada. Eso no es así, y nuestra democracia está llena de ejemplos de todos los colores en los que un partido se ha quedado a un concejal de la mayoría absoluta, o a unos pocos votos de lograr ese concejal. Lo mismo ha ocurrido en elecciones autonómicas; en 2007 al PP le faltó un escaño en Baleares para lograrla y, en Galicia en 2009, o en Castilla-La Mancha en 2011, siendo la fuerza más votada con diferencia, tenemos la mayoría absoluta por un escaño.

Nuestro sistema político y electoral en las CCAA es el que es, y con amplias mayorías la gobernabilidad está más que garantizada. Pero no siempre es así. He oído alguna vez a nuestro Presidente Mariano Rajoy decir que lo fácil es gobernar en épocas de bonanza, que lo complicado es gobernar cuando las cosas vienen mal dadas. Lo mismo podría aplicarse a la capacidad de gobernar, con mayoría absoluta es fácil (sin necesidad de caer en el rodillo o el autoritarismo), lo complicado, lo meritorio, es hacerlo cuando no dependes de tu grupo sino que te ves en la necesidad de llegar a acuerdos con otras formaciones. Esas son las reglas del juego y quienes tienen el honor de dirigir un proyecto político deben ser capaces de adaptarse a esas reglas en tanto en cuanto no se cambien.

¿Y a qué viene todo esto?

Pues a que tengo un amigo dirigiendo la Alcaldía de Badalona (Xavi Gª Albiol), sin mayoría absoluta, lo mismo les pasa a Jose Antonio Monago en Extremadura o a Luisa Fernanda Rudi en Aragón, y más cerca veo el ejemplo de mi Partido en Alcalá de Henares donde también gobernamos sin mayoría absoluta. ¿Está siendo fácil? Estoy seguro que no ¿Están haciendo todo lo que quisieran hacer? No ¿Se ven obligados a pactar, a llegar a acuerdos y puntos de entendimiento? Si. Como hacen mis compañeros justo en el otro lado en el Ayuntamiento de Barcelona o en el de Gijón.

Todos saben que sin mayoría absoluta se ven en la obligación/necesidad de modular sus posturas. Pero ayer vimos que hay quien no lo entiende así. Hay quien entiende la política como algo personalista y que si no se sigue su dictado, hay que romper la baraja. Al margen de la irresponsabilidad de embarcar a los asturianos en otro proceso electoral (con el gasto que supone) en medio de esta crisis, la disolución del Parlamento asturiano refleja el fracaso de un proyecto y de una forma de entender la política. Si los asturianos hubieran querido darle a Casco el mando total lo hubieran hecho, pero de la voluntad popular quedó un mensaje claro, preferían a FAC pero acordando, dialogando. Ese es el mensaje que su Presidente no ha sabido o no ha querido entender, asumiendo Asturias como si fuera un cortijo en el que hacer o deshacer a su antojo.

No sé por qué, pero todo esto me recuerda a un viejo anuncio de la tele:

P.D. En 1996 el Partido Popular ganó por primera vez unas Elecciones Generales. No fue una victoria tan abultada como se esperaba y eso obligó a reformular parte del proyecto político del Gobierno, así como a un continuo ejercicio de diálogo y acuerdos. No fue fácil. Incluso hubo quienes pretendieron restar legitimidad a esa victoria y a la capacidad del vencedor para arrancar esa legislatura. Hubo momentos muy difíciles (sobre todo en las negociaciones presupuestarias) pero en ningún momento quien tenía la potestad para ello decidió romper la baraja. Negoció, pactó, acordó, buscó puntos de encuentro y logro sacar la legislatura en un momento social y económico adverso. La legislatura se acabó y los ciudadanos la valoraron como es conocido. Eso fue mérito de quien entonces era Presidente del Gobierno, Jose Mª Aznar. Lo de ahora es un demérito y una irresponsabilidad de quien no ha estado a la altura de las circunstancias.

Por fortuna la palabra la tienen de nuevo los ciudadanos, y serán los asturianos quienes valoren estos meses y la necesidad de que haya un Gobierno fuerte y sólido en Asturias, un cambio real que sólo puede representar el Partido Popular.