lunes, 20 de junio de 2011

Acerca de la proporcionalidad (2ª Parte)

En este interesante debate, quienes se llenan la boca pidiendo un sistema más proporcional (según su interesada visión de la proporcionalidad) debieran aclarar algunas cuestiones. Ya que lo que hace UPyD, por ejemplo, al mezclar conceptos, teorías y resultados electorales es un perfecto ejemplo de de cómo utilizar la demagogia para falsear la realidad, mediante la hipocresía y el fariseísmo político.

Ha habido algunos debates en el Congreso en este tema en los que mi compañero y amigo Jose Antonio Bermúdez de Castro, gran experto en materia electoral y jurídica, ponía de manifiesto las contradicciones de algunas de estas formaciones.

La primera de todas ellas es que se aclare si lo que se quiere es una reforma del sistema electoral o de la Constitución. Porque nuestra Constitución es muy clara y habla de un sistema proporcional y de la provincia como circunscripción.

Si no queremos tocar la Constitución sobra cualquier debate sobre el tema de la circunscripción, y habría que entrar en ver qué fórmula de proporcionalidad puede lograr mayor consenso. Eso sí, un consenso similar al que tuvo en su momento la actual normativa y no simplemente para contentar a una nueva formación política. (Sobre el tema de IU ya expuse en su momento cuales creo que son las causas). Pero si lo que se quiere es reformar la Constitución que se diga claramente, y entonces planteemos un debate global.

¿Queremos que la circunscripción deje de ser la provincia y sea la CC.AA? Esta idea defendida por los partidos nacionalistas quizá aumente la proporcionalidad dentro de cada región pero ¿y entre ellas? También tendría el efecto de aumentar el sentimiento identitario de algunas CCAA, algo que persiguen desde hace tiempo los nacionalistas y por tanto no se entiende que, incoherentemente, esta idea haya sido propuesta por UPyD en alguna iniciativa (aunque mezclándolo con circunscripción nacional).

¿Y por qué no circunscripción nacional como en Elecciones Europeas? Pero una circunscripción nacional requeriría una barrera para acceder a la representación. En Canarias, con su complejo sistema electoral, tienen a su vez una barrera autonómica del 6% avalada por el TC. Es decir que si hacemos circunscripción nacional con una barrera del 6%, el Congreso sólo estaría PP y PSOE. ¿Es eso proporcionalidad pura?

Pero ya abierto el melón constitucional, ¿Por qué una mejor calidad democrática está ligada a la proporcionalidad y no a la estabilidad? ¿Es menos democrático un sistema mayoritario? Ese sistema posiblemente acabaría con la influencia de partidos nacionalistas en la política nacional, algo que no se cansa de denunciar UPyD y que pivota como uno de sus principales mensajes políticos ¿porqué no lo proponen? Quizá porque también acabaría con la suya propia pero… ¿se trata de lograr lo mejor para los intereses generales o para los intereses de UPyD?

Por cierto, principios de proporcionalidad que al mismo tiempo esconden o no defienden con tanta vehemencia si el resultado les perjudica. Como pasa con los tiempos de intervención y otras cuestiones del Reglamento del Congreso, donde la proporcionalidad ha dado paso a la igualdad, sin tener en cuenta ningún tipo de consideración representativa. Ahí podría UPyD comenzar a predicar con el ejemplo y solo presentar iniciativas en función de su representación. Ya puestos, ¿debería Rosa Díez en el Congreso hablar 1 vez por cada 169 del PSOE? ¿Tendría ERC que presentar sólo 3 iniciativas (1 por diputado) por cada 8 que haga el PP (1 por cada diputado catalán)? Eso sería proporcionalidad pura ¿no?

P.D. Una reflexión final. No soy de los que piensas que las leyes fundamentales de un país son intocables, pero sí creo que la transparencia y la consolidación de una democracia viene en parte dada por la estabilidad de sus leyes más importantes. Y sólo un consenso similar o superior al vigente podría cambiarlo. Hoy, mucha gente pide cambios sobre la base de que este sistema no lo han votado ellos. Es cierto, lo votaron nuestros padres en la época de mayores aciertos políticos de nuestra historia tras años de dictadura.

Los sistema electorales son una pieza fundamental en democracia, pero el sistema elegido no determina la calidad de la misma, porque esa elección suele estar condicionada por la realidad social y política del dicho país. Estabilidad, gobernabilidad, proporcionalidad… son disyuntivas que se plantean a la hora de elegir modelo y el éxito, desde luego, no lo garantiza el equilibrio. Hay ejemplos exitosos tanto de los extremos como del punto intermedio. En definitiva, plantear el debate es legítimo, pero no comparto que sea por mejorar la democracia, los motivos serán otros.

lunes, 13 de junio de 2011

Acerca de la proporcionalidad (1ª Parte)

Tras las Elecciones, siempre hay formaciones políticas que expresan su queja por la falta de proporcionalidad del sistema electoral, “una injusticia” dicen, ya que miles de sus votos obtenidos no se traducen en escaños.
Se habla de diversas fórmulas, del coste que tiene un escaño para determinadas formaciones, de posibles alternativas…Todo ello, en aras de aumentar la proporcionalidad y la “justicia electoral”.
El problema fundamental parece ser los miles de votos que no obtienen representación de estas formaciones. Pero el problema de las cuentas de la lechera que hacen algunos es que sólo pretenden beneficiarse ellos, de tal forma que no se busca una fórmula más justa para todos, sino una en la que aumente su propia representación.
Eso es lo que pretenden estas formaciones, tratando por ejemplo de contabilizar sólo los “votos perdidos propios” en aquellas circunscripciones donde no han obtenido representación.
Por ejemplo, en relación a unas Elecciones Generales, pensemos en la circunscripción en Salamanca en 2008
  • PP: 127.000 votos y 2 escaños
  • PSOE: 94.000 votos y 2 escaños
  • IU: 4.000 votos y 0 escaños
  • UPyD: 4.000 votos y 0 escaños
Según estas formaciones sólo UPyD e IU sumarían sus más de 4.000 votos a sus restos sin representación, ya que, PP y PSOE obtuvieron ya escaño. Pero la realidad es que tanto PP como PSOE tienen también restos de votos en Salamanca, votos que no les han valido para obtener –en este caso- un tercer escaño o, visto de otra manera, votos sin los cuales también mantendrían sus escaños. Son restos de votos tan válidos y tan legítimos como los de las formaciones que no han obtenido representación.
La verdadera justicia electoral no sería sólo sumar los votos allí donde no has tenido representación (caso UPyD e IU), sino también en saber cuántos votos le han sobrado a un partido para obtener su último escaño en función del resultado del resto de partidos.
UPyD siempre dice que su escaño de 2008 le ha costado 300.000 votos, frase que más allá de un bonito titular demagógico no aguanta un análisis serio y riguroso. Porque UPyD no se presentó en una circunscripción llamada España, se presentó en circunscripciones como Madrid. En Madrid, precisamente, con 130.000 votos obtuvo un escaño y el PP, con 17 veces más votos que UPyD sacó 17 escaños más ¿dónde está la injusticia?
La realidad es que con las teorías que estas formaciones proponen, UPyD podría haber obtenido su escaño con solo 100.000 votos. Es entonces cuando nos dicen que hay 200.000 personas que han votado a UPyD y su voto no se ha traducido en escaño.
Pues bien si UPyD quiere proporcionalidad y que sus restos valgan, yo también lo quiero para el resto de partidos. Y mis cuentas son a groso modo éstas:
o El PP, tendría un resto de 1.900.000 votos.
o El PSOE, tendría un resto de 2.000.000 votos.
o IU, tendría un resto de 770.000 votos.
o Y el resto de UPyD sería de 202.556 votos.
o 88.000 votos sería el resto de CiU
o 95.000 votos, son el resto de ERC
o 45.000 sería el resto del PNV
o Etc
Y si quieren, pues sumamos esos restos, pero todos, y vemos qué hacemos con ello… (continuará)