Mirar los procesos electorales en
Estados Unidos desde una óptica española o europea es el mayor ejercicio de
miopía política que cualquier analista puede realizar. Pero eso no quita para
que quienes estamos abiertos a nuevas formas de participación o a reformas de
calado que acerquen electores y electos, veamos con simpatía algunas de sus
singularidades. Y desde luego tampoco es óbice para determinar las preferencias
de cada cual.
Es evidente la cercanía de los
partidos de centro derecha en Europa con el Partido Republicano. Lo que algunos
se niegan a aceptar es que, al mismo tiempo, la distancia con el Partido
Demócrata no es ni mucho menos grande.
El Partido Popular es ejemplo de ello. Nuestra visión de las relaciones
exteriores de España y nuestro compromiso europeo pasa al mismo tiempo por un
fortalecimiento de lo que se ha llamado vínculo transatlántico. Y eso pasa por
mantener buenas relaciones con ambos partidos políticos.
Ayer comenzó el proceso de
primarias en Estados Unidos. Es cierto que Iowa es una pequeña parte del país,
pero no es menos cierta su influencia en el resultado final. Un resultado que
tras lo acontecido ayer parece más abierto de lo que algunos nos contaban.
Parece que la carrera de Hillary
Clinton no va a ser un camino de rosas. Y que el Senador Sanders es mucho más
que un Senador con pinta de “abuelete gruñon”. Que frente a la novedad racial y
generacional que supuso Obama hace 8 años, el adversario de Hillary ahora sea
un hombre de la” casta” capitalina más cerca de la jubilación que de hacer
“nueva política” dice mucho acerca de lo ridículo que es hacer análisis
simplistas y de la incertidumbre que previsiblemente acompañará a los
Demócratas en estos meses. Sería interesante analizar como Sanders está
conectando con capas de voto joven por ejemplo o como exprime el “targeting”,
mientras que la Sra. Clinton hace otra campaña más. En Iowa prácticamente han
empatado.
Por su lado, el Partido
Republicano se enfrente a su enésima oportunidad de no pegarse un tiro en el pie.
Sin despreciar los procesos de primarias, lo que vemos en EEUU y especialmente
en el Partido Republicano en los últimos años, es el ejemplo perfecto del
principal riesgo que tienen las primarias en los procesos electorales: una
carrera interna a ver quién es el más puro (neoconservadores, tea party…),
extremando posiciones y simplificando el debate, para luego presentarte a unas
elecciones en las que ya has sacrificado el centro político. Repito, no
cuestiono el proceso, señalo alguna de sus consecuencias. El éxito mediático y
demoscópico de D. Trump se ha dado de bruces con la realidad en Iowa donde
perdió frente a T. Cruz (Cruz obtuvo un 27% de votos. Trump un 24%). No es mal
resultado ser segundo, su problema, más allá de ser sobrepasado por un
candidato que tendrá difícil conectar con capas de votantes moderado como Cruz,
es que el senador por Florida, Marco Rubio, casi lo iguala, con un 23%. Y es precisamente
el gran resultado de Rubio partiendo de unas expectativas bajísimas lo que
anima el debate. Precisamente mucho en la órbita republicana ven, no a Cruz,
sino a Rubio, como el antídoto perfecto contra Trump y para que el Partido
Republicano recupere el espacio perdido. Una reciente crónica
lo definía perfectamente en mi opinión:
No es un miembro del establishment, pero
puede unir a un partido profundamente dividido. Es conservador pero
también flexible, y optimista sobre EE UU, en contraste con el tono
apocalíptico de Trump y Cruz. Todo esto lo hace atractivo a los republicanos convencidos de
que un candidato joven, conservador pero pragmático —en sus mejores sueños, una
mezcla de Reagan en la ideología y Obama en el estilo— es la mejor fórmula para
frenar a Trump y batir a la favorita demócrata, Hillary Clinton. Además, es
latino, miembro de la minoría más pujante.
En definitiva. Quedan meses por
delante en los que no hay nada escrito. Y eso no sólo añade emoción al proceso
sino que hará que desde Europa se siga con mayor atención. Los americanos son
los reyes en convertir en espectáculo (en el sentido más positivo que exista)
cualquier cosa que se propongan. Y para quienes nos apasionan las campañas, las
Presidenciales americanas con final de mandato (es decir, primarias en ambos
partidos) son la excusa perfecta para coger una bolsa de palomitas, disfrutar y
aprender. Aprender como la democracia que se practica en el Capitolio o en la
Casa Blanca, comienza en pequeños pueblos, en votaciones en gimnasio y debates
en cafeterías en las que, a pesar de las diferencias, se respira libertad y
respeto.
2 comentarios:
El proceso realmente va a ser muy intenso y va a dar muchas horas de interesantes análisis políticos. Vamos a disfrutar con ello.
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