Entre tantos temas de actualidad, tenía ganas de escribir algo sobre Cataluña y la ¿inminente? campaña electoral. Nuestros compañeros de Cataluña llevan ya tiempo trabajando en prepararlas y en ofrecer a los catalanes una opción política que les de confianza y seguridad desde la moderación y la sensatez que, como dicen en el PPC, de eso hace falta mucho en Cataluña. Hoy, por estar de actualidad, me centraré en la lengua y la educación.
Llevamos tiempo con un eterno debate sobre si hay o no imposición lingüística, sobre los comercios, la educación etc… Yo personalmente creo que el problema no lo tienen las generaciones actuales sino las venideras. Si hoy, como mucha gente en Cataluña dice, catalán y español son dos lenguas que han convivido y conviven perfectamente, es porque el sistema educativo y las normas políticas han funcionado sin crear ni cometer excesos. El problema son las normas impuestas por un tripartito “liderado” por un socialista acomplejado y donde, la legítima defensa y promoción del catalán (repito legítima) le ha llevado a aprobar unas normas que coartan la libertad en importantes aspectos como es el comercio o la educación de los hijos.
Lo irónico del caso, se ha destapado este fin de semana con las declaraciones de la mujer de Montilla en una biografía autorizada y que pone de manifiesto que en Cataluña, sólo los ricos pueden elegir la educación de sus hijos.
- Montilla acepta llevar a sus hijos a un colegio donde sólo reciben una hora de catalán, pero impone a quien no puede pagarlo un aprendizaje en catalán sin la tercera hora en castellano que obliga el Ministerio de Educación.
- No existe alternativa educativa para aquellas familias españolas que, por motivos laborales, se mudan a Cataluña durante una temporada. Pero Montilla se beneficia de un Colegio cuyos alumnos son hijos de alemanes que viven temporalmente en Cataluña. Muchos padres están de paso y, como regresarán a Alemania, los niños no reciben clases de catalán (dice con toda lógica la mujer de Montilla).
- No hay especial trato, ni un gesto para quienes con todo derecho quieren elegir la educación de sus hijos pero Montilla mueve los hilos en un colegio en el que “Primero me dijeron que no, porque allí es difícil que entre alguien que no sea alemán, pero al final aceptaron porque la escuela tiene un convenio con los ayuntamientos de Sant Just y Esplugues (municipio donde la mujer de Montilla es concejal).
- “Dan poco catalán, ésta es la verdad, una hora a la semana es poquísimo. Pero bueno, ya lo supliré yo más adelante. Prefiero que sepan alemán”. Montilla puede elegir. Mucho otros NO.
Nada de esto tiene sentido, por eso, es necesario un PPC fuerte y decisivo tras las próximas Elecciones en Cataluña. Un PPC con capacidad de decidir es la única garantía para que nadie sea multado por usar el castellano y garantizar la libertad a la hora de elegir la educación de los hijos (como Montilla).
P.D. Esta crítica a la gestión de Montilla sobre las palabras de su esposa, no pretenden caer en ningún tipo de machismo ya que, además de esposa, la Señora Anna Hernández es concejal en el Ayuntamiento de Sant Just Desvern entre una quincena de responsabilidades políticas.
1 comentario:
No está mal que sus hijos aprendan alemán. Yo mismo lo aprendo también :D
El problema es que no aprendan catalán. 1 hora a la semana me parece, y perdón por la expresión, una mierda. Debería ser 1 hora al día.
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