miércoles, 16 de mayo de 2012

5 años después del parto, el magenta se vuelve rojo.


Ha costado. Porque a pesar de su juventud se habían convertido en verdaderos expertos del equilibrismo. Ni contigo ni sin ti. Que si blanco que si negro. Que estoy de acuerdo con lo que dices pero no te voto, que te doy mi voto aunque no comparta lo que propones. Cualquiera que haya seguido la actualidad estos años o, desde una responsabilidad pública, haya sido testigo de los debates de algunos de sus representantes, seguro que sabe a qué me refiero. 



Un partido o una formación política se define principalmente por su proyecto, pero no es menos cierto que además de lo que uno dice, también hay que atender a lo que uno hace y, obviamente, con QUIEN lo hace.

Antes de seguir profundizando en la cuestión, dos aclaraciones para malpensados:
  • No me considero una personas que crea que las líneas que diferencian izquierda y derecha sean tan nítida cómo algunos piensan. No creo en la batalla ideológica hasta puntos extremos, ni creo que dicha pugna beneficie a los ciudadanos. Pero si creo que los proyectos, representados por los partidos y sus dirigentes, tienen diferencias.
  • Creo que cualquier formación tiene todo el derecho a elegir socios y a pactar acuerdos políticos. Lo siguiente es ser coherentes con dichas decisiones.

Y dicho esto vayamos a Asturias, Comunidad Autónoma necesitada de un gobierno estable y solvente. El hecho cierto es que hasta las autonómicas de 2011, Asturias sufría un gobierno socialista que no hizo sino generar más paro y desigualdades en una comunidad que, como todas, era azotada por la crisis. Los asturianos decidieron cambio y el proyecto personalista del todavía Presidente echó por tierra esa posibilidad. Ahora la cuestión era si se apostaba de verdad por el cambio, aprendiendo de los errores, o se apostaba  por quienes habían llevado a Asturias a la situación económica  y social que sufría, es decir, para apagar el fuego darle la manguera al pirómano.

Y no hay más. Intentarán apelar al apoyo a la lista más votada. No es cierto, pues sus dirigentes apelaron a que nunca afirmaron eso de cara a unas elecciones autonómicas como éstas, si no que hacían referencia a municipales. Y en este sentido, nos pondrán ejemplos de municipios con compartimentos similares. Pero el municipalismo español está plagado de ejemplos en los que prima más la relación personal y la propia gestión que la ideología o los partidos. Cualquier formación de largo recorrido ha acordado – a nivel municipal repito- gobiernos con formaciones que ideológicamente podían ser muy distantes. Pero la vida municipal tiene otras claves, además de una importante diferencia; mientras que en un municipio la abstención permitía gobernar a la lista más votada, en esta ocasión, hacía falta el apoyo explícito, nítido y claro a un Gobierno del PSOE. y así ha sido.

La política autonómica ha adquirido gran importancia nacional, sobre todo cuando la salida a esta crisis no depende sólo del acierto del Gobierno de España, sino también de la corresponsabilidad de todas las Administraciones. Lo que resulta más raro de entender es, en base a qué firmes principios pueden, quienes abogan por hacer tabla rasa con las CCAA, apoyar a quienes lejos de pensar en una revisión de competencias, quieren que todo siga igual. Hoy en España el inmovilismo está representado por PSOE e IU, no sólo son la izquierda, son la opción política que defiende que todo siga igual que no se cambie nada, que sigamos el derroche y el gasto y que nada pueda ser revisado. (Nota para el lector confundido: ellos a esto lo llaman progresismo).

Volvemos de nuevo al equilibrismo; quiero vaciar de contenido las CCAA pero pacto en Asturias con quien pretende que nada se toque. Pero el equilibrista al final cae hacia un lado y nuestros protagonistas ya han caído, han tomado una decisión. La respeto. Ya era hora. Y estoy seguro que cómo desde su nacimiento magenta no han parado de dar lecciones de honradez, sentido común y coherencia, ahora serán leales a dichos principios. Se han posicionado y eso siempre es bueno y clarificador en política.

3 notas finales:

Nota de color: En la Asamblea de Madrid, donde yo tengo el gusto de escuchar y debatir con buenos políticos de diversas opciones ideológicas, en el centro-derecha del Plenario se encuentra el Grupo Popular. Y si miramos a la izquierda se encontraban el PSOE, IU y el grupo magenta. No era una premonición, era, desde un principio, la constatación de un hecho que hoy es más evidente que nunca.

Nota wikipedia de color: En el sistema aditivo de síntesis de color, en el cual los colores se obtienen mezclando luz de color en lugar de pigmentos, los colores primarios de este sistema son el rojo, el verde y el azul; para obtener magenta hay que superponer luz azul y luz roja. Dicho a la inversa, si decostruimos el magenta podemos ver cuál de las dos luces de color que lo componen tiene más fuerza. Y en este caso, la luz predominante... era la obvia.


Nota de color político. La formación magenta, como cualquier otra que trata de situarse en el alambre  y hacer equilibrios, se ha nutrido en los últimos años de votos procedentes de las principales formaciones (no descubro nada pues es un dato empírico), en un primer momento, más del PP que del PSOE, para luego tender a equiparar esa transferencia de votos con más inclinación si cabe a exvotantes socialistas. Supongo que éstos últimos estarán satisfechos, ya que su voto ha servido para consolidar el gobierno PSOE+IU+UPyD en Asturias. Me queda la duda sobre qué se les estará pasando por la cabeza a quienes han pretendido buscar sinergias y comparaciones entre el azul y el magenta, o ¿qué pensarán quienes habiendo votado al PP con anterioridad, ven que su voto a UPyD servirá para continuar con un Gobierno socialista/comunista en Asturias? ¿se sentirán engañados? No lo sé, pero será la formación magenta (a aprtir de hoy un poquito menos) quien tendrá que explicarlo.

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