jueves, 24 de mayo de 2012

A LEONES Y CULÉS (Carta abierta a las aficiones de Athetic y Barça)


Estimados amigos:

Muchos de ustedes vendrán a Madrid a la final de la Copa de SSMM El Rey, la Copa de España. Y encontraran en esta Comunidad, en esta ciudad, una sociedad abierta y acogedora que muchos ya conocen.

Deseo que disfruten de ella y que disfruten de la Final en tan noble estadio como es el Vicente Calderón (el de mi Atleti).  Madrid, como resto de ciudades y regiones, tiene sus aspectos positivos y negativos. Yo me quedo con todo lo positivo que es mucho, con su gente, con su aperturismo, con su modernidad, con su ritmo y su cultura, pero sobre todo con esa sensación de acogimiento que tiene todo aquél que viene. Aquí no preguntamos de dónde es uno, aquí se le invita. No tenemos una tradición tan arraigada y unos rasgos tan propios como puedan tener Euskadi, Galicia o Catalunya, aunque tenemos nuestra historia y nuestras costumbres madrileñas, de las que nos sentimos orgullosos y nos gusta que sean respetadas.

Al mismo tiempo, para nosotros, al margen de cualquier valoración política e ideológica, España es un sentimiento muy profundo. Y el cariño y el respeto que tenemos por ella, incluye a todas las sensibilidades que la integran y se extiende a los símbolos que nos representan como país (los que compartimos todos y los que son de cada uno). Quizá porque somos una región cuya historia se remonta a las 2 Castillas, pero con un origen autonómico marcado por la Constitución, quizá porque nuestros símbolos no son tan antiguos como los suyos (la bandera es de comienzos de los 80, al igual que el himno autonómico encargado por el entonces Presidente Leguina), el caso es que para  una gran mayoría de nosotros, los símbolos nacionales adquieren una importancia mayor. Una importancia como la que para algunos de ustedes en País Vasco o Cataluña, con un sentimiento nacionalista que no comparto pero que respeto, tiene escuchar  "Gora ta Gora”  o “Els Segadors” (ambos himnos oficiales de dichas CC.AA). Estoy convencido que a ninguno  les gustaría escuchar insultos o pitadas mientras escuchan algo que sienten tan suyo, algo que, al margen de sentimientos si cabe, representa a sus Comunidades Autónomas y a todos sus ciudadanos, no sólo cultural si  no legalmente.

Sus respectivos equipos participan en esta competición de manera voluntaria, como voluntariamente muchos de sus jugadores sueñan con ser llamados por Vicente del Bosque y representarnos como país en la próxima Eurocopa. Y digo de manera voluntaria porque hay ejemplos de rechazo en uno y otro sentido.  

El viernes ambos club disputaran una nueva Final. Sin duda es un partido de fútbol, uno más, pero no es sólo fútbol. Y no lo es porque no se trata del tradicional pique entre hinchadas cuando sale el adversario a calentar, ni el sentimiento que pueda surgir ante el enfrentamiento de cualquiera de sus equipos en una competición internacional. Ustedes han decidido participar en esta competición, y su presencia no sólo la engrandece, si no que la hace más competitiva si cabe (yo no entendería una Copa del Rey sin la participación de dos equipos que suman 48 de las 110 Copas disputadas). Pero si algo llevan ambos clubs a gala, con su centenaria historia detrás, es su señorío y respeto.

Yo, como madrileño, me permito solicitarles eso. Vienen a Madrid, a nuestra  casa. Es un orgullo ser anfitriones de esta Final. Disfruten de la ciudad, de sus hoteles, de sus restaurantes y de su oferta cultural (aprovechen para quedarse el fin de semana que nuestro sector turístico sin duda lo agradecerá). Y disfruten de la final sin atacar, insultar o despreciar lo que simplemente no comparten. Últimamente el deporte nos está dando sobradas muestras de respeto; se ha puesto de moda que el vencedor de un torneo le haga el paseíllo al segundo, (lo vimos en la Champions, y mi Atleti no fue menos en la final de Bucarest), y también fuimos testigos de cómo en el Mundial de Sudáfrica las aficiones respetaban el himno del contrario. Les invito a seguir el ejemplo.

Cuando llegue ese comienzo del Partido, se oirá un himno, un himno que quizá a algunos de ustedes no les provoque el mismo sentimiento que a mí, o a otros muchos, un himno que no va contra nadie, sino que representa un sentimiento colectivo. A cada una de sus respectivas aficiones les une el compartir unos colores. Así que cuando estén en la grada, miren a su lado, posiblemente vean a personas que comparten la misma camiseta que ustedes, pero tienen un sentimiento diferente al suyo. Piense en lo que les une, y ante tales circunstancias sólo les pido respeto. Estoy convencido que ningún sentimiento, por muy legítima que sea su expresión (nacionalista, independentista o el que sea), está reñido con la educación y el respeto. El nuestro lo tienen. Suerte a ambos y que gane el mejor.

Alfonso Serrano Sánchez-Capuchino
Diputado del GPP en la Asamblea de Madrid

P.D. Que nadie se de por aludido. Desde el más profundo respeto a ambas aficiones, esta carta, obviamente, no va dirigida a la totalidad de las mismas. Va dirigida a esa parte de ellas que quiere aprovechar la Final de la Copa del Rey para exhibir sus ideas políticas y enrarecer lo que debe ser una fiesta del fútbol. Conozco a muchos aficionados de ambos clubes, en Bilbao, Barcelona y otros puntos de España que no se sienten identificados con esas ideas, pero que les une algo: la pasión por sus colores. Yo me quedo con eso.

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