(*) En este lamentable proceso
rupturista del Gobierno de la Generalitat junto a los partidos independentistas
y el impagable apoyo de PODEMOS, uno de los mantras con los que juegan en su
relato dentro de nuestro país es poner la diana en el Partido Popular.
Recordemos “el partido popular encarcela” “el partido popular manda a la
policía” “el partido popular activa el 155” “el partido popular recorta
derechos” “el partido popular da un golpe” etc.
No niego que les sirva en su
estrategia movilizadora, pero es el mayor de los engaños al que tienen
sometidos a los ciudadanos catalanes. España es una democracia consolidada, en
el que, con defectos, la Justicia funciona, impera el Estado de Derecho, se
respetan las instituciones democráticas, el Gobierno somete sus decisiones a
unas Cortes vivas y legitimadas para ejercer de contrapeso, un Tribunal vela
por la constitucionalidad de las normas, y son los jueces y sólo ellos quienes,
en última instancia, deciden sobre investigados y sobre el papel de los Cuerpos
y Fuerzas de Seguridad para hacer cumplir la ley. Es bastante triste tener que
recordar esto, pero no lo es menos tener
que defender nuestra democracia frente a quienes pretenden equipararla a
regímenes totalitarios actuales muy
alejados de cualquier estándar democrático.
El Gobierno de Mariano Rajoy ha
hecho y está haciendo lo que cualquier gobernante democrático haría en España,
defender la unidad, la Constitución y el imperio de la ley, y actuar o instar
las actuaciones necesarias para restaurar la normalidad democrática allí donde
alguien la haya cercenado. Para ello, en una democracia como la nuestra, poco
puede hacer un Gobierno si no es con el parecer favorable de los Tribunales o
de las Cortes en la parte que les corresponda. Y por ello, simplificar en el PP
cuando los pasos dados, no es que cuenten con el apoyo de casi 3 / 4 partes del
Congreso o más del 80% del Senado, es que los pronunciamientos de Tribunales, y
las entidades más representativas de nuestro país van en la misma dirección, y
el diagnóstico y las medidas son compartidas por todos los países de la UE y
las más altas instancias comunitarias. Por lo tanto, quienes pretenden situarse
frente al PP, saben que no es el PP que es todo el Estado Democrático a quienes
se enfrentan si siguen por esa deriva rupturista y carente de cualquier
legitimidad.
Evidentemente, no están solos en
este empeño. Generalitat, partidos independentistas y “entidades civiles
independentistas” regadas durante décadas con dinero público cuentan en este
viaje con un inestimable socio: PODEMOS y sus voceros. La ambigüedad inicial de
PODEMOS, hoy sólo mantenida por la incoherencia e inconsistencia de Ada Colau,
ha dado paso a una defensa sin tapujos del proceso. Pero no nos engañemos,
PODEMOS no está a favor de la independencia, o del derecho a decidir de los
pueblos, o de un referéndum pactado sólo para Cataluña. No, eso le da igual, o
dicho de otra manera, no buscan soluciones sino que este proceso y sus
derivadas son vistas por PODEMOS como la (¿última?) oportunidad para su asalto
a los cielos destruyendo los cimientos de nuestro sistema democrático y
convivencia.
Resulta bastante patético escuchar
a dirigentes de PODEMOS denunciar que la actuación del Estado es un golpe al
régimen del 78 cuando ellos nacieron para “acabar
con ese régimen”. Pero la realidad es esa, un partido que no sólo cabalga
sobre las contradicciones, sino sobre las desgracias de la gente para hacer
política y ganar votos incrementando el nivel de “cabreo”, está viendo cómo: en
España la justicia funciona, desde la Casa Real hasta cualquier nivel político,
seas del partido que seas, puedes acabar imputado, condenado y hasta pasar por
la cárcel; durante la crisis más severa conocida hemos mantenido los pilares
del Estado de Bienestar, con esfuerzo de todos sí, y con la responsabilidad
asumida por Ayuntamientos, Comunidades y Gobierno; y finalmente, en unas circunstancias muy
especiales, España está a la cabeza de crecimiento y creación de empleo. En definitiva,
su discurso, su relato apocalíptico se desvanece, pero le queda una baza, o
creen que les queda una baza. Todo lo que suponga socavar los pilar de nuestro
sistema democrático, la unidad, el imperio de la ley, el respeto de las
instituciones le viene bien a PODEMOS y, por lo tanto, toda “batalla política”
que pierda el Estado Democrático no es que sea una victoria de los
independentistas, sino que es una victoria para PODEMOS. Por eso se suman a
esta carrera independentista situando al PP como objetivo a abatir. Porque si
crecen con las desgracias, piensan que movilizan agitando a sus bases contra el
PP. Pero ellos saben, como los independentistas, que no es contra el PP, es
contra el Estado Democrático.
Es por eso que el valor más
determinante que tenemos los demócratas es la unidad. Unidad de acción y unidad
de mensaje. Unidad para responder al golpe democrático que supone todo lo
ocurrido desde el 6 de septiembre, unidad en el diagnóstico y en la respuesta,
y unidad en la certeza de que en una democracia todo es defendible, cualquier
aspiración es legítima, pero desde la ley y sólo desde la ley y el respeto a
nuestro ordenamiento jurídico y normas parlamentarias. Y sí, en ese marco
cuando quieran #Parlem.
Alfonso Serrano Sánchez-Capuchino
Portavoz Adjunto del Grupo Popular
en la Asamblea de Madrid
(*) Artículo publicado en esdiario.com el 25 de octubre de 2017
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