lunes, 10 de septiembre de 2012

Los principios sólidos de UPyD. Recuerdo de una experiencia personal en la última campaña vasca


No es una novedad que personalmente haya denunciado la incoherencia de UPyD en diversos aspectos de la vida política sin que ello suponga restarles un ápice de legitimidad a las decisiones que tomen, o tenga el máximo respeto por las mismas. También he criticado, no sus alternativas –cuando las proponen-, si no la pretendida ejemplaridad y moralidad en aspectos tan esenciales de la vida política como son la defensa de la libertad y la lucha contra el terrorismo. Yo vivo en Madrid, y afortunadamente no paso, ni he tenido que pasar por lo que han sufrido mis compañeros del País Vasco; los que estaban, los que ya no están, los que tuvieron que irse, pero sobre todo los que decidieron quedarse. Por ese trance no he pasado ni yo ni, sobre todo, la gran mayoría de UPyD. Por eso, cada vez que oigo críticas o ataques interesados a mis compañeros del País Vasco, un partido que de manera intachable (con todos y cada uno de los que por allí han pasado) ha mostrado su compromiso con la libertad en estos más de 30 años de democracia, me revuelvo por dentro.

Esta introducción es necesaria para explicar mi experiencia personal con aquellos que pretenden dar lecciones de compromiso con la libertad y la constitución.

Era 6 de marzo de 2009. Las elecciones en el País Vasco arrojaron un resultado conocido en escaños: PSOE 25, PP 13, UPyD 1, PNV 30, ARALAR 4, EA 1, EB-B 1. En un Parlamento de 75 diputados, la mayoría constitucionalista quedaba garantizada por la suma PP + PSOE (38) promoviendo, por fin, el sano e histórico cambio en el País Vasco, con un PP que apoyó sin entrar en Gobierno, en un inédito ejemplo de responsabilidad política.

Pero pudo no ser tan sencillo. Pudo haberse complicado. Porque el recuento del voto del CERA (Residentes Ausentes) de la provincia de Álava nos deparó a los presentes un espectáculo bochornoso por parte de los “aleccionadores de moral política”. Sí, nadie me lo ha contado pues yo estaba allí. Fuimos a apoyar a nuestros compañeros de Álava en un recuento tan importante. Allí estaban los interventores de todas las formaciones, así como representantes de los mismos.

Aquél recuento del CERA puso una vez más de manifiesto la importancia del voto, de un solo voto, pues el resultado era tan estrecho que hubo que recontar las papeletas ante la posible pérdida de un escaño del PSOE, a favor de Eusko Alkartasuna (EA). Por un voto.

Todos cruzábamos llamadas con las sedes provinciales, regionales y nacionales de nuestros Partidos, hacíamos cábalas, y recontábamos. Pudiera uno pensar que las posturas eran claras. Constitucionalistas por un lado, “fajándonos” por el mantenimiento del escaño para el PSOE, y nacionalistas por otro, para que ese escaño fuera finalmente a EA. Pero no fue así. Unos y otros asistimos atónitos a cómo el representante de UPyD se posicionaba constantemente a favor de las tesis de EA. Los nacionalistas sorprendidos ante el apoyo de quienes hoy consideran a EA parte de ETA. Y los constitucionalistas perplejos de que UPyD,- en teoría uno de los nuestros,  en teoría con exvotantes de formaciones como el PP, en teoría apoyados por quienes denunciaban una supuesta falta de moralidad en el PP Vasco- peleara cada voto a favor de EA como si estuviera en juego la propia democracia.

No me refiero a una discusión verbal, me refiero a apoyar con su voto y su firma las tesis nacionalistas.
Las propias actas del CERA, del escrutinio final y de la proclamación de electos recogen reclamaciones de UPyD en ese sentido, hasta la solicitud de anulación completa de toda una mesa (La 4-6-B de Vitoria). Parece que el derecho al efectivo ejercicio de sufragio poco importaba en este caso, a diferencia de en Asturias.

No estaba en juego la democracia, ni tampoco estaba en juego la supervivencia de nadie. Lo que estaba en juego era la cuota de protagonismo de UPyD que quería lograr a toda costa y a cualquier precio, incluso si para ello tenía que abrazarse a quienes hoy niega el saludo. Sólidos principios lo llaman ellos.

La cuestión es que los ciudadanos con su voto, habían propiciado un histórico cambio en el País Vasco. El cambio que no fue posible en 2001 con Jaime Mayor y Nicolás Redondo, lo logramos en 2009. Pero UPyD no era necesaria, PP y PSOE sumábamos ya 38 y el apoyo de UPyD si bien bienvenido, importante y reconfortante para consolidar una mayoría constitucionalista, no se hacía indispensable. No iba a ser posible (como hemos visto en el caso de Asturias), a una Rosa Díez dando una rueda de prensa en plan “tranquilos, ya estoy yo aquí”. Y eso lo sabían. Y por eso mismo hicieron todo lo posible para que las formaciones nacionalistas, algunas a las que hoy criminalizan, tuvieran mayor representación parlamentaria. En definitiva, sólo y exclusivamente por tener un poco de protagonismo, dejaron sus principios en la puerta antes de entrar a la Sede de la Junta Electoral Provincial de Álava. Sólidos principios repito.

Esa es la historia real de lo que allí pasó. Habrá quien seguro le ponga matices y/o lo justifique, pero la realidad es la que es. El resto de lo que pasó a partir de aquél momento es interpretable. Personalmente creo que al no ser indispensables para el cambio constitucionalista en el País Vasco, vieron que lo indispensable era poner en duda nuestro compromiso democrático para, de manera obscena, tratar de sacar algún rédito político. A ello se han dedicado desde entonces y en ello ponen todo su empeño con las Elecciones Vascas a la vista

En breve afrontaremos un nuevo proceso electoral en el País Vasco con un escenario social y político lamentablemente muy diferente. El riesgo de un frente independentista con Bildu y PNV es una realidad que no sólo no debemos ocultar sino que debemos combatir, y en democracia se combate con la fuerza de los votos. Y es en este contexto donde más que nunca, hace falta un apoyo claro al PP Vasco. Porque ha sido el PP Vasco quien siempre ha estado defendiendo sin complejos la España Constitucional, defendiendo un País vasco dentro de España, quien ha estado siempre del lado de las víctimas, y acabados los tiros en la nuca, es el PP Vasco quien hoy recibe reproches y ataques por no querer sentarse con Bildu siendo fiel a sus principios y valores, es el PP Vasco quien mejor representa a la mayoría de vascos que se sienten vascos y españoles y que no quieren la independencia.

Por eso no hay otra alternativa. Con un PSE que ha defraudado las expectativas y que nos es de fiar, todo aquel que apueste por la libertad y por los valores y principios que representa la Constitución, todo aquel que prefiera la convivencia a la ruptura y la independencia tiene una opción clara: el PP Vasco.

Pero lamentablemente habrá que prepararse para nuevas lecciones de principio y valores, por quienes los tienen para arrojarlos al adversario pero no para aplicárselos cuando realmente hay que hacerlo. Lo veremos. Ahora bien, vista su ejemplaridad, lecciones las justas. Porque sólo el hecho de que alguien ponga en duda el compromiso de quienes han formado y hoy forman parte del PP Vasco, hace que sienta el mayor de los desprecios.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Pero entonces esta bien soltar a Bolinaga aunque la ley no obligue a ello?

ALFONSO SERRANO dijo...

Está bien aplicar la ley y dar el tercer grado como dice la ley. Los mismos procedimientos y la misma ley que en nuestra anterior etapa de Gobierno. No cambian ni principios ni valores... que no te engañen.

ALFONSO SERRANO dijo...

Y que esté bien no significa que me guste... me repugna.. pero hasta en esto somos mejores que ellos