martes, 22 de julio de 2008

El hundimiento del Titanic



Los preparativos habían comenzado hacía una semana: avituallamientos, alojamiento de la tripulación contratada, habituación a sus labores, etc. Cuando llegó el día en el que el Titanic debía zarpar desde el puerto de Southampton, el 10 de abril de 1912 la gente estaba tan emocionada que algunos decían que todo parecía un sueño.


Los días transcurrieron sin novedad, pero el 13 de abril empezaron a llegar los primeros informes de avistamiento de bloques de hielo en la ruta; al menos una docena de mensajes pudieron ser recibidos antes de que el telégrafo Marconi fallara por un lapso de 10 horas. Restablecida la comunicación en la cabina de radio, los radiotelegrafistas empezaron a recibir avisos de peligro de icebergs, los cuales fueron ignorados o no tomados muy en cuenta por la oficialidad.


El clima se enfrió a medida que se acercaban a los grandes bancos de Terranova y el capitán Smith ordenó alterar un poco el rumbo para pasar más hacia el sur de los grandes sectores de icebergs. La velocidad era de 22 nudos y Smith consultó a Bruce Ismay (Presidente General de la línea de barcos White Star Line, dueños del RMS Titanic) si podía bajarla, a lo cual este se negó aduciendo que deseaba hacer el mejor tiempo en su viaje inaugural.


El último atardecer del 14 de abril sorprendió al Titanic navegando en aguas muy tranquilas. Cuando la noche, muy helada, cayó, el buque navegaba en una zona de aguas quietas sin oleaje, un verdadero espejo líquido negro, lo cual era un inconveniente para avistar icebergs. Smith consultó de nuevo a J. Bruce Ismay, si podía reducir la velocidad, pero no obtuvo la aprobación tácita de este. Poco antes de la medianoche (23:40) del 14 de abril, con una noche estrellada y un mar excepcionalmente tranquilo, los vigías dieron alarma de iceberg al frente, a 600 m de la proa. Tras evitar una colisión frontal, el buque rozó el iceberg abriéndose las placas de estribor con 6 brechas diferentes que en total sumaban 5 compartimentos con agua. El Titanic quedó sentenciado. Cinco de sus compartimentos estancos delanteros de estribor se combaron hacia adentro, saltando los remaches e inundándose.


Al principio el daño no pareció fatal, sin embargo su diseñador, después de repasar el barco con el carpintero, predijo lo increíble: el hundimiento del Titanic sería a más tardar entre dos a cuatro horas. El capitán y la oficialidad quedaron helados y de una pieza, estupefactos, Smith intentando no difundir el pánico, instruyó a sus oficiales. Smith impactado y en estado de shock, sabía por simple aritmética que muchos pasajeros morirían por el escaso número de botes. De ahí en adelante Smith, se mostró irrelevante con el correr del escaso tiempo, errático y ajeno a la situación y en su forma de actuar.


A las 0:30 la proa estaba ya sumergida, a la 1:45 alcanzaba la cubierta de botes, se desató el pánico entre los que quedaban y hubo disparos y confusión. Durante el hundimiento, los ocho miembros de la banda dirigidos por Wallace Hartley, se situaron en el salón de primera clase en un intento por hacer que los pasajeros no perdieran la calma ni la esperanza. Más tarde continuaron tocando en la parte de popa de la cubierta de botes.


La banda no dejó de tocar incluso cuando ya era seguro que el buque se hundiría.


Y ahí estaba la orquesta, con Smith Ismay Zapatero dirigiendo batuta en mano. Mostrando un repertorio de lo más variado para que la gente baile y se entretenga y no le de por mirar por la escotilla y vea que cada vez estaban más cerca las gélidas aguas.

Y al final, una situación que con rigor, seriedad y predisposición, podía haberse arreglado, terminó en un hundimiento. Y el barco se hundió y la orquesta seguía tocando…

1 comentario:

El Perdíu dijo...

Yo creo que el problema es que Zapatero ha leído hace poco a Lakoff y se ha quedado con lo del marco de referencia. Es decir, si no hablamos de crisis, no le dejo la pelota al PP para que la juegue. El problema es que, por el camino, la economía española se despeña...