Suelo centrar mis opiniones en la actualidad política que rodea a los dos grandes partidos en España, pero en esta ocasión quisiera compartir una reflexión sobre el tercero en discordia, que no es otro que Izquierda Unida.
La izquierda real en España vive momentos complicados. Momentos, que todos debemos respetar y problemas que deben resolver ellos mismos, igual que en el PP o en el PSOE.
IU tiene en Noviembre su Congreso, su Asamblea Federal, y leo hoy que la fractura en el seno de IU ha crecido tras el reparto de delegados para dicha Asamblea, aprobado ayer.
IU va camino de ser residual como fuerza política y el sistema electoral, al que tanto echan la culpa, es el menor de sus problemas en estos momentos. Porque con este mismo sistema electoral obtuvieron 14 Diputados en las Generales de 1989 y llegaron a tener 21 en las de 1996. De ahí, a los actuales 2 Diputados en las Cortes, hay una importante lectura que hacer, una lectura basada en el proyecto nacional de IU (o Federal según ellos), ya que su implantación a nivel municipal se ha mantenido (2.600 concejales en 1991 frente a casi 2.500 en la actualidad). A riesgo de caer en el simplismo, parece que las bases de IU hacen su trabajo, sus concejales los primeros, pero quienes mandan a nivel nacional, no tienen claro hacia donde tirar.
El problema de IU, es que se ha convertido en un palmero del PSOE y sólo saca su vena más de izquierdas en los momentos templados de la Legislatura, eso sí, cuando toca acudir al rescate de Zapatero, ahí están los primeros (dejando de lado sus compromisos, sus propuestas máximas o sus críticas al PSOE de falta de compromiso social).
Los éxitos de IU a finales de los 90 no se debieron a la supuesta pinza PP-IU, sino a que IU supo definir un discurso de izquierdas al margen de un PSOE sin ideas y rodeado de corrupción. Fue ese discurso y esa crítica al PSOE lo que le reportó la confianza de miles de ciudadanos y muchos desencantados del propio Partido Socialista.
Esta IU es muy diferente; dando palmaditas a Zapatero, apoyando los Presupuestos, o no haciendo preguntas incómodas en el Parlamento… Al margen de posturas incomprensibles para la mayoría de su electorado en lugares como Cataluña (con IC-Les Verds) o aún peor en el País Vasco (EB), donde su apoyo al PNV -por “pisar algo de moqueta”- llevan a esta formación a una contradicción continua.
Ahora, IU tiene una nueva oportunidad ante su Asamblea de noviembre. Es el momento de que piensen seriamente por su futuro político. Pueden optar por seguir igual, sobre la falsa y errónea idea de “cualquier cosa menos favorecer al PP” (y así que el otro se quede ciego aunque yo tuerto), o pensar que hay electorado y ciudadanos que demandan una izquierda real y claramente diferenciada a la de un PSOE a la deriva, sin discurso nacional y donde la cohesión y la solidaridad han dejado paso al oportunismo y el chantaje.
La izquierda real en España vive momentos complicados. Momentos, que todos debemos respetar y problemas que deben resolver ellos mismos, igual que en el PP o en el PSOE.
IU tiene en Noviembre su Congreso, su Asamblea Federal, y leo hoy que la fractura en el seno de IU ha crecido tras el reparto de delegados para dicha Asamblea, aprobado ayer.
IU va camino de ser residual como fuerza política y el sistema electoral, al que tanto echan la culpa, es el menor de sus problemas en estos momentos. Porque con este mismo sistema electoral obtuvieron 14 Diputados en las Generales de 1989 y llegaron a tener 21 en las de 1996. De ahí, a los actuales 2 Diputados en las Cortes, hay una importante lectura que hacer, una lectura basada en el proyecto nacional de IU (o Federal según ellos), ya que su implantación a nivel municipal se ha mantenido (2.600 concejales en 1991 frente a casi 2.500 en la actualidad). A riesgo de caer en el simplismo, parece que las bases de IU hacen su trabajo, sus concejales los primeros, pero quienes mandan a nivel nacional, no tienen claro hacia donde tirar.
El problema de IU, es que se ha convertido en un palmero del PSOE y sólo saca su vena más de izquierdas en los momentos templados de la Legislatura, eso sí, cuando toca acudir al rescate de Zapatero, ahí están los primeros (dejando de lado sus compromisos, sus propuestas máximas o sus críticas al PSOE de falta de compromiso social).
Los éxitos de IU a finales de los 90 no se debieron a la supuesta pinza PP-IU, sino a que IU supo definir un discurso de izquierdas al margen de un PSOE sin ideas y rodeado de corrupción. Fue ese discurso y esa crítica al PSOE lo que le reportó la confianza de miles de ciudadanos y muchos desencantados del propio Partido Socialista.
Esta IU es muy diferente; dando palmaditas a Zapatero, apoyando los Presupuestos, o no haciendo preguntas incómodas en el Parlamento… Al margen de posturas incomprensibles para la mayoría de su electorado en lugares como Cataluña (con IC-Les Verds) o aún peor en el País Vasco (EB), donde su apoyo al PNV -por “pisar algo de moqueta”- llevan a esta formación a una contradicción continua.
Ahora, IU tiene una nueva oportunidad ante su Asamblea de noviembre. Es el momento de que piensen seriamente por su futuro político. Pueden optar por seguir igual, sobre la falsa y errónea idea de “cualquier cosa menos favorecer al PP” (y así que el otro se quede ciego aunque yo tuerto), o pensar que hay electorado y ciudadanos que demandan una izquierda real y claramente diferenciada a la de un PSOE a la deriva, sin discurso nacional y donde la cohesión y la solidaridad han dejado paso al oportunismo y el chantaje.
No hay comentarios:
Publicar un comentario