Hoy nos desayunamos con las crónicas de la visita de nuestro Presidente del Gobierno a Turquía, en viaje promocional de su “Alianza de Civilizaciones”.
Pero había otro motivo para que nuestro Presidente acudiera a Turquía, un motivo completamente alejado del Laicismo Radical que pretende imponer el PSOE; la ceremonia del «Iftar», la cena con la que los musulmanes rompen su ayuno del día en el Ramadán.
Es curiosa la doble vara de medir de Zapatero. Si se trata del Islam son cuestiones culturales, si se trata del catolicismos son cuestiones religiosas a las que ni se acerca.
En España, el PSOE ha abierto el debate de la laicidad del Estado; que si los crucifijos, que si los funerales de Estado no debieran ser por la Iglesia Católica, que si los curas no tienen derecho a manifestarse etc. Pero cuando se trata del Islam ¡ah amigo! ese es un rollo cultural superprogre que va en beneficio de la libertad y la igualdad. Viene el Papa Benedicto XVI a Valencia y no acude, pero si va a una cena religiosa, organizada por un partido político islámico.
Pero si estos hechos son ya de por sí chocantes, más curiosa es esta otra frase del Presidente que dice ser el Jefe del Ejecutivo de un país "que se siente orgulloso de la influencia del Islam en nuestra historia y de su rico legado en nuestra lengua y patrimonio artístico". ¿No querría decir mundo árabe? España está llena de vestigios de la cultura árabe; nuestro propio idioma, técnicas de cultivo, comida o unas obras arquitectónicas que sólo ellas podrían ser las nuevas “7 Maravillas”. La España de hoy no se entiende sin la influencia del mundo árabe desde el año 711, pero mucho menos sin la influencia romana. Lo que es difícil de comprender es porque aplaude las bondades del Islam, y reniega de las raíces cristianas de nuestra historia, tan culturales o más como las árabes.
Pero había otro motivo para que nuestro Presidente acudiera a Turquía, un motivo completamente alejado del Laicismo Radical que pretende imponer el PSOE; la ceremonia del «Iftar», la cena con la que los musulmanes rompen su ayuno del día en el Ramadán.
Es curiosa la doble vara de medir de Zapatero. Si se trata del Islam son cuestiones culturales, si se trata del catolicismos son cuestiones religiosas a las que ni se acerca.
En España, el PSOE ha abierto el debate de la laicidad del Estado; que si los crucifijos, que si los funerales de Estado no debieran ser por la Iglesia Católica, que si los curas no tienen derecho a manifestarse etc. Pero cuando se trata del Islam ¡ah amigo! ese es un rollo cultural superprogre que va en beneficio de la libertad y la igualdad. Viene el Papa Benedicto XVI a Valencia y no acude, pero si va a una cena religiosa, organizada por un partido político islámico.
Pero si estos hechos son ya de por sí chocantes, más curiosa es esta otra frase del Presidente que dice ser el Jefe del Ejecutivo de un país "que se siente orgulloso de la influencia del Islam en nuestra historia y de su rico legado en nuestra lengua y patrimonio artístico". ¿No querría decir mundo árabe? España está llena de vestigios de la cultura árabe; nuestro propio idioma, técnicas de cultivo, comida o unas obras arquitectónicas que sólo ellas podrían ser las nuevas “7 Maravillas”. La España de hoy no se entiende sin la influencia del mundo árabe desde el año 711, pero mucho menos sin la influencia romana. Lo que es difícil de comprender es porque aplaude las bondades del Islam, y reniega de las raíces cristianas de nuestra historia, tan culturales o más como las árabes.
2 comentarios:
Se te olvida un legado más importante, y es la genética, yo que tengo origen cordobés, y no dudo de que tengo sangra árabe.
Yo estoy con él, creo que el tesoro más bonito que tenemos de nuestro pasado, es la Alahambra de Granada. Evidentemente si va a Turquía no va a hablar de los Romanos.
Hola Brigate cuanto tiempo. Con respecto a tu comentario no lo entiendo. No pretendo que ZP hable de los Romanos en Turquía. Lo que digo es que me sorprende que un laico radical como él se preste a cenas religiosas islámicas y confunda mundo árabe con islam. Ya que el reniega de la relación entre occidente y la herencia cristiana.
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