miércoles, 9 de junio de 2010

“Perdona José Luis, pero nos han obligado”

Si en algún momento de la jornada de ayer alguno de los líderes sindicales ha hablado con el Presidente del Gobierno, me imagino que una frase similar a la que da título este post habrá salido de su boca.

El Partido Popular ya expresó su creencia de que la huelga no es la solución a los terribles problemas que tenemos. Pero es comprensible que un colectivo como los funcionarios se sienta engañado y traicionado tras haber cerrado un acuerdo en septiembre con el Gobierno que, posteriormente fue ratificado, hace sólo 3 meses. Los funcionarios se rebelaron y los sindicatos se apuntaron al carro porque no podían permitir una movilización sin sujetar ellos la pancarta. La huelga de ayer fue un fracaso y no porque crea las cifras del Gobierno, sino porque cualquier ciudadanos de a pie lo pudo constatar en sus gestiones con la administración y porque la mayoría de los funcionarios (y esto no es opinión sino constatación de un hecho contrastado) no estaban dispuestos a perder un día de salario ni a otorgarle una victoria a unos sindicatos por los que cada día se sienten menos representados. (Y eso que los datos de afiliación a los sindicatos en el sector público duplican al sector privado).

Sin duda el fracaso ayer de los sindicatos (que no de la legítima protesta de los funcionarios) condicionan movilizaciones posteriores de cara a una huelga general. Y eso lo sabe el Gobierno que, de tanto darle alas a la negociación colectiva, no llevará su propuesta de reforma laboral –a pesar de la imperiosa necesidad de la misma- hasta el 16 de junio. Y la fecha no es baladí.

Que al día siguiente tengan que presentar la propuesta ante la UE, no significa que no se pudiera haber presentado ya, mañana o este viernes en el Consejo de Ministros. Pero no. Será el 16 cuando el Gobierno comparezca a medio día, a la misma hora a la que la mayoría de españoles estarán comiendo rápidamente para ponerse frente a la TV a ver el estreno de España en el Mundial ¿casualidad?

Pero es que al retrasarlo al 16, apenas dejan margen a los sindicatos para convocar la huelga antes de verano, antes de que termine la anodina Presidencia de la UE, ya que necesitan 10 días para convocarla. Y, con la experiencia de ayer, los sindicatos no tienen ni mucho menos garantizado el éxito, porque si los funcionarios no se sienten representados por sus sindicatos, qué decir de el conjunto de españoles cuando estos sindicatos han permanecido impasibles mientras vamos camino de los 5 millones de parados. Por eso hay quien dice que se pasaría a septiembre para enmarcarla junto a otras movilizaciones europeas.

No quisiera que este post se entendiera como un ataque al movimiento sindical. Yo lo respeto, y le reconozco la legitimidad que le otorga nuestra Constitución. Lo que cada día tiene menos explicación es el doble rasero en su actitud dependiendo de si en el Gobierno tienen o no a sus “compañeros y amigos”. No es la primera vez que denuncio ese doble discurso. Esos complejos y benevolencia a nivel nacional frente a la vehemencia y la radicalidad contra Gobiernos Autonómicos del PP.

3 comentarios:

Juanma García Gay dijo...

Hoy mismo hemos podido leer en prensa que Zapatero y Méndez ya han acordado aplazar la anunciada Huelga General a cuando más convenga al primero.

Es evidente que el movimiento sindical necesita una profunda reestructuración. Hoy por hoy los sindicatos no son más que instrumentos del poder (si es de izquierdas) y que en nada representan los intereses de los trabajadores. Entre los funcionarios -yo lo soy- y tras esta burda huelga de ayer el descontento y la desconfianza es generalizada. Y es doble, ante el Gobierno y ante los sindicatos.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Gracias Juanma por el comentario y por el link. No lo había visto.

Alfonso

Natalia Pastor dijo...

El fracaso de los sindicatos certifica que su capacidad de influencia sobre los trabajadores es nula, y que una década arrimados al pesebre, mudos y silentes ante la hemorragia de parados y la destrucción de empleo les ha pasado factura en lo referente a su exigua credibilidad.
Ejercer de palmeros a tiempo completo de Zapatero y su Gobierno ha provocado que la presencia anacrónica, fosilizada y vergonzante de una casta de liberados sindicales, de estómagos orondos y agradecidos, quede como fotografía sepia del desastre que ha sido (y aún es...) seis años de zapaterismo rampante.