viernes, 30 de marzo de 2012

“España está en situación límite por la política del Gobierno”

Este titular tan concreto refleja claramente las intenciones, motivaciones y estrategia de una izquierda política, mediática y sindical que no ha tenido el sonrojo de esperar ni 100 días para demostrar su desfachatez.

La frase, por lo tanto, no es mía, si no de uno de esos líderes sindicales que han estado agachando la cabeza durante los 8 años de Gobierno socialista, y que el paso por las urnas parece haberles abierto los ojos y descubrir la dramática situación que vive España.

Tras una huelga de impacto similar a la de 2010 (aunque pusieron en esta ocasión mucho más empeño que la que le hicieron a sus hermanos políticos,) preparan sus amenazas para los próximos meses.

Los líderes sindicales amenazan abiertamente con “un conflicto social creciente” si no se modifica la reforma laboral. ¿Alguien recuerda similar amenaza tras el decretazo del PSOE en 2010? ¿Ha existido esta beligerancia cuando mes tras mes los datos reflejaban la incapacidad del Gobierno anterior y ellos callaban y callaban? Lo que más me preocupa, no es la sinergia entre estos sindicatos -cada vez menos representativos- y sus políticos afines, si no que la consecuencia de esa “conflictividad social creciente” haga referencia a más piedras contras buses escolares, agresiones escandalosas a trabajadores, destrozos de mobiliario, quema de cafeterías o robos y asaltos a locales (¿no es suficiente lo que reciben de subvención que los piquetes aprovechan para robar el dinero de gente honrada?), es decir, más de lo que vimos ayer pero a gran escala. Son los mismo que, ejerciendo su legitimo derecho a la huelga o a manifestarse, se llenan la boca hablando de su preocupación por la situación de España, pero a los que no le preocupa lo más mínimo que “esa escalada de conflictividad social” acerque nuestra imagen a la de otros países que viven situaciones muy alejadas de la nuestra.

Pero lo de los sindicatos entra dentro de lo previsible, son la voz de su amo. Lo que es una absoluta desvergüenza es que el PSOE pretenda deshacerse de su nefasta gestión, tan sólo 100 días después de haber sido echado del Gobierno de manera mayoritaria por los ciudadanos. Se dirá que es una “queja a la herencia recibida”. Curioso que quienes siguen hoy empeñados que hablemos de memoria histórica, quieran que olvidemos tan pronto que ha sido la incapacidad de sus políticas las que han dejado, de nuevo, un país casi en quiebra y con 23% de paro. Y ya es una desfachatez, ver a líderes del PSOE apoyar la manifestación y la huelga que oficialmente su partido dice no secundar “por responsabilidad”, pero lo que es de “juzgado de guardia” es ver la ExMinistro Valeriano Gómez agarrar las pancartas en su vuelta al sindicalismo activo tras cerrar su gestión con 5,3 millones de parados.

Yo, como se diría en el argot progre, soy de familia trabajadora, y se de primera mano las dificultades que amigos y familiares están pasando, en algunos casos de auténtico drama, e igualmente sé que tenga la responsabilidad de explicar lo que está haciendo nuestro Gobierno para tratar de poner fin a esta crisis y comenzar la recuperación económica. Nunca en tan poco tiempo se le ha pedido tanto a un Gobierno, y nunca un Gobierno ha hecho tanto en tan corto espacio de tiempo. El Partido Popular, recibió un caudal de confianza de los ciudadanos, conocedores de nuestra capacidad de gestión y la eficacia de nuestras políticas. Tenemos 4 años por delante (casi 4 años mejor dicho porque sí, sólo han pasado 3 meses) para ejercer la tarea que los ciudadanos nos han encomendado, por mucho que esa caverna de izquierdas y algún político socialista que pasa más tiempo en tertulias que representando a sus ciudadanos, pretendan juzgar en 3 meses lo que ellos no han sido capaces de hacer en 8 años. A menos que unos u otros quieran cambiar nuestra democracia representativa por la “dictadura de la conflictividad social”, serán los ciudadanos los que valoren si este Gobierno ha sido capaz de recuperar la posición que España nunca debió perder. Las reformas, la explicación de las mismas y los motivos de dichas decisiones son una tarea que nos compete a todos, desde el Presidente hasta el último cargo público y afiliado, una tarea que ya ha comenzado. Los sindicatos y la izquierda radical (cada vez más extendida no solo en IU, si no en parte del PSOE y sus satélites mediáticos) no quieren esperar a ver el efecto de las reformas, sino que las juzgan desde su miopía ideológica y con la legitimidad del … ¿resultado comprobado de las que ellos han promovido? Quizá están muy nerviosos y quieren poner fin a lo que no ha hecho más que empezar (un Gobierno legitimado mayoritariamente por las urnas), porque la experiencia del Gobierno del PP en España, es una balance positivo de prosperidad, crecimiento y creación de empleo que, al igual que en 1996, ellos se niegan a aceptar y, pasados los años de gestión, siguen sin ser capaces de asumir.

1 comentario:

Oder dijo...

es muy tipico del socialismo..y mas en concreto de toda esta izquierda diarreica y garbancera negarlo todo.. y hacer ver a sus estomagos agradecidos..que ellos no tienen la culpa de nada..solo hay que ver a la telefonista Valenciano ..y Soraya..decir estupideces..sin que se les caiga la cara de verguenza