martes, 24 de abril de 2012

Tanto gusto por la memoria histórica y… tanto afán por hacerse los “suecos”

Ayer la UE certificó lo que muchos ya avanzábamos, que el PSOE dejó el Gobierno con la misma practica que le había caracterizado estos años: la mentira. Supimos que la UE determinó que el déficit de 2011 fue finalmente de un 8,5% y eso fue noticia. Fue noticia, porque el Gobierno del PSOE (Zapatero, Elena Salgado y Rubalcaba) afirmó que el déficit dejado era del 6% y fue noticia porque el propio Rubalcaba en el Debate de investidura siguió defendiendo el 6%. Eran ellos, el Gobierno de España quienes tenían no sólo la responsabilidad de vigilar el cumplimiento del déficit en todos los niveles, si no quienes tenían toda la información real de las cuentas del Estado (¿o acaso tenía más información el partido en la oposición que el del Gobierno?). Lo certificado ayer por la UE demuestra la primera mentira del PSOE. La segunda todavía es más irresponsable. Y es que cuando el PP accedió al Gobierno, se detectó un desfase importante que se estimaba superior al 8%. Nuevamente el PSOE cargó contra el PP, afirmando sin rubor que era falso, que se trampeaban las cuentas para justificar los ajustes, incluso desde algún recóndito despacho de algún Comisario Europeo se filtró que se dudaba de las cuentas presentadas por el Gobierno acerca de la estimación de un déficit superior al 8%. Al final, ayer se acabó con esa segunda mentira.

No se trata de recurrir a la herencia recibida, pero es responsabilidad de un Gobierno explicar las medidas que se toman en base a la situación en la que el país se encuentra. Y ese desfase (uno más en la irresponsable gestión del Gobierno del PSOE) se traduce en 25.000 millones de déficit más de lo esperado y se completa con un hecho incuestionable: nos gastamos (se gastaron) 90.000 millones de euros más de lo que se ingresó.

Ni al PSOE ni a gran parte de su coro mediático le gusta que se recuerden estas cifras. No les gusta que les recuerden nada. Ayer, sin ir más lejos, la Sra. Valenciano escurría el bulto diciendo “No es el momento de buscar culpables”. No les gusta que les recordemos su inacción, no les gusta que se recuerde cómo dejaron España en 1996 y cómo se la encontraron en 2004, no quieren oír hablar de que quebraron la Seguridad Social y ahora han puesto en juego la Sanidad Pública, no quieren reconocer que todas las leyes educativas en España han sido socialistas y seguimos con un 30% de fracaso escolar… Y si ampliamos el tema de debate, en España no se puede hablar del GAL (tema superado según ellos), de que el único Partido Nacional condenado por financiación ilegal ha sido el PSOE con FILESA y demás (agua pasada dicen), o que los mismos que hoy meten miedo y alientan algaradas callejeras contra el Gobierno legítimo a costa de una supuesta reducción del Bienestar Social, son aquellos que en 1996 dijeron que desmantelábamos el Estado de Bienestar (y fue mentira), los que recomendaban en los 90 planes de pensiones privados porque el Estado no podía hacerse cargo (ahí están las hemerotecas) o que en España el problema del paro era estructural y que no se podía crear más empleo del que había, que había que repartirlo (cuando lo que se ha puesto de manifiesto es que el problema estructural de España es un PSOE incapaz de dejar un país mejor del que encontraron).

Es curioso este afán por la amnesia colectiva que promueve el PSOE por dos razones de peso:

Los mismos que no quieren mirar 6 meses atrás, se remontan a la gestión de Aznar para justificar parte de la crisis y no asumir responsabilidades. Para eso sí hay memoria.

Los mismos que a la hora de analizar cómo estamos y porqué hemos llegado a esta situación, pretenden que los ciudadanos olviden su responsabilidad cómo si el PSOE no hubiera gobernado, son aquellos que se han pasado los años de Gobierno con la memoria histórica, abriendo fosas, abriendo heridas y dividiendo a los ciudadanos.

En definitiva, resulta sorprendente el empeño del PSOE en mirar 70, 60, 50 o 40 años atrás, pero su reticencia a recordar qué ha pasado los dos últimos años. Quizá la explicación sea muy sencilla; Pretenden mantener abierto un debate que en nada ayuda a cerrar heridas, a cohesionar el país y mirar al futuro (aunque en su base más emocional puede ser compartido por cualquier persona de bien).

Pero en cambio, deslegitimados por las consecuencias de su gestión, se niegan a recordar sus mentiras y su incapacidad, ya que les hace menos creíbles para juzgar y oponerse a quien tiene ahora la responsabilidad de arreglar lo que ellos han dilapidado. Es mucho más fácil, hablar de “agresiones” de un Gobierno, es mucho más útil justificar los ataques a unas sedes del PP o la violencia ejercida en las calles al amparo de manifestaciones legítimas, es mucho más fácil tratar de ganar en la calle lo que la democracia no te ha dado en las urnas. Todo eso es mucho más fácil, también más peligroso. Será eso que llaman #oposiciónresponsable.

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