jueves, 15 de enero de 2009

Zapatero y mi Atleti

Anoche vi otra vez a mi Atleti (¡que horror por Dios!) otra derrota ante el Barca, otra derrota ante un grande… la mediocridad de en entrenador contagiada a jugadores de clase, o superada por jugadores de 3ª (con todo el respeto a miles de tíos que se dejan la piel por su equipo de barrio o patrocinados por un taller mecánico y que corren y se dejan la piel).

El caso es que frente a la TV, veía el partido, veía los jugadores en el terreno de juego y me preguntaba si no sería bueno hacer algún cambio… El problema, es que mirabas al banquillo y te echabas las manos a la cabeza.

Esta introducción, viene a colación de las acertadas palabras de González Pons hoy: “Si el jefe del Ejecutivo no ha hecho todavía la crisis de Gobierno será porque no tiene banquillo”. Le pasa como al Atleti, (sólo que los sentimientos por mi equipo, son bastante diferentes a los que tengo por Zapatero, aunque su trabajo sea igual de nefasto).

El problema, como al Atleti, es si haces cambios. Un cambio en un partido del Atleti, supone salir de Málaga para ir a Malagón. Un cambio en el Gobierno sería quitar a un nefasto Ministro para poner a alguien tan solvente –intelectualmente hablando- como Pepiño Blanco. ¡Da miedo!

Con lo cual uno cree que lo mejor es “Virgencita que me quede como estoy” y que esto pase cuanto antes.

Yo, para mi Atleti, pido la destitución de un entrenador que no ha sabido, no ha podido o no ha querido, jugársela, pido el fin a una etapa de mediocridad en la que no se han tenido arrestos para sacar el equipo adelante.

Para el Gobierno de España pido lo mismo. No valen ni el entrenador ni los jugadores. Y vamos hacia el desastre más absoluto. En el Atleti, es costumbre echar a un entrenador cuando ya no hay solución, es decir, cuando ya nos han echado de la Copa, de la Champions y vamos 8º en la Liga. Aquí cerca del 70% de los ciudadanos (CIS de Diciembre) vemos la situación muy, pero que muy mal, y el millón de parados no sólo lo ve sino que lo sufre. No esperemos a estar desahuciados. Podemos cambiar las cosas. Sabemos como hacer las cosas. Y sólo hay una alternativa en España capaz de llevarlo acabo.

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